Javier Cancho nos trae en ‘Punta Norte’ la historia del emperador Carlos, el soberano en cuyos dominios no se ponía el sol: "El nacimiento del segundo hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso aconteció en una noche de invierno del lejano año de 1500. Por asombroso que resulte, aquel alumbramiento fue en una letrina del Palacio de Prinsenhof, en la ciudad de Gante. Lo que hoy es una urbe portuaria, en el noroeste de Bélgica, fue hace 500 años una ciudad estado. Y en Gante tenían su residencia los condes de Flandes, y allí, en el Palacio de Prinsenhof, aquella noche, de aquel invierno, había fiesta cortesana. Y en el transcurso de la celebración se veía ausente a una mujer sosteniéndose la barriga", apunta nuestro colaborador.
"El embarazo de la Archiduquesa Doña Juana estaba ya muy avanzado; aunque, ella no consideraba que estuviera lo suficiente. Aquella joven Infanta española tenía 21 años, y tenía más reaños que experiencias. Como para irse a descansar sin que la fiesta hubiera acabado. Se cuenta que ya de madrugada Juana sintió unos dolores en el vientre, sintiendo que era otra cosa, fue conducida a una letrina de palacio. Y fue allí donde sucedió. Allí fue donde parió aquella mujer, la que los historiadores catalogaron como Juana la loca", detalla Cancho. Sola, y en una letrina, Juana trajo al mundo a su segundo hijo.