Un volcán propulsó ceniza en la otra punta del planeta dos meses antes de la batalla. Fue un efecto mariposa volcánica. Y además, aquel día, Bonaparte tenía hemorroides. Javier Cancho detalla la historia que se esconde tras Napoleón y su altura histórica: “El militar que, se convirtió a sí mismo en emperador, restauró la esclavitud en el Caribe francés. Pero, además, se iba más allá: se le considera un arquitecto del genocidio moderno, asegurando que las tropas napoleónicas procedieron a un exterminio organizado de los antillanos.”
Javier Cancho recuerda que “en Santa Elena, Napoleón y familia vivieron en una villa enorme. En un lugar laberíntico llamado Longwood House. Un paraje de película, desde luego. La casa era muy grande, la isla era pequeña y estaba a tomar vientos. La isla de 121 kilómetros cuadrados está a más de 1.900 kilómetros de la tierra más cercana en el Atlántico Sur, un océano que estaba controlado por la Royal Navy británica. Sin estar entrerejas, Napoleón murió custodiado por un aislamiento oceánico.”
La derrota napoleónica de Waterloo y el volcán que estaba en otro confín del planeta
Cancho cuenta que “sucedió después de que en 1815, Napoleón hubiera escapado de su exilio en la isla de Elba. Y al mando de un ejército de más de 70.000 soldados, tratara de invadir los Países Bajos, donde se reunía la llamada Séptima Coalición. La Sétima Coalición que iba a dirimir cómo derrocarlo definitivamente. Las tropas napoleónicas se enfrentaron con un ejército formado por británicos, holandeses, belgas y alemanes, al mando del duque de Wellington. Pero, los franceses también tenían enfrente al ejército prusiano dirigido por el mariscal de campo Gebhard von Blücher. El combate en las cercanías del municipio belga de Waterloo duró diez horas.”
Dos meses antes de la batalla de Waterloo, al otro lado del mundo, en Indonesia, entraba en erupción una volcán llamado Monte Tambora. ¿Qué pasó? ¡Descúbrelo en el audio completo!