Actor, cómico, monologuista, presentador, escritor... Dani Rovira es un artista que ha hecho de todo durante su carrera. Desde muy joven se sintió atraído por la improvisación y la comedia, y empezó trabajando como animador en fiestas y como cuentacuentos en bares, hasta que llegó su primera gran oportunidad en Paramount Comedy.
Dio el salto a la gran pantalla en 2014, protagonizando 'Ocho apellidos vascos', la película más taquillera del cine español, con la que ganó el Goya a Mejor Actor Revelación. Desde entonces, ha protagonizado otras películas como '100 metros', 'Superlópez' o 'Los Japón', y ahora vuelve al teatro con un nuevo espectáculo que llega a Madrid después de haber girado por media España.
El actor presenta 'Vale la pena', un show para llorar de risa y viceversa que, cuenta, forma parte de una especie de trilogía relacionada con 'Odio', su anterior obra. "Me pareció interesante hacer un espectáculo con una emoción que, a priori, no tiene nada que ver con la comedia. Mi cabeza, que se anticipa siempre, pensó en hacer una trilogía, como si fuera yo aquí Tolkien en 'El Señor de los Anillos', explica entre risas. "Pensé en la tristeza y en el miedo como las otras dos posibles. Quería hacer miedo, pero empecé a escribir y creí que de lo que había que hablar era de la tristeza, porque es donde me he manejado", cuenta en 'Por Fin'.
Rovira explica que en su espectáculo habla desde la honestidad y con la intención concienciar al espectador sobre la importancia de la salud mental. "Han sido unos años complicados, entiendo que casi para todos. Quería hacer que la gente no se sienta un poco tan sola y, sobre todo, concienciar de que hay que cuidar la casita que tenemos encima de los hombros".
Cuenta, además, que un show muy minimalista, en el que utiliza muy poco material. "Cada vez uso menos cosas: un taburete, una botellita de agua y uno mismo con un micro y una caja negra", explica.
El cine y un éxito inesperado
Su carrera dio un gran salto hace ya once años, en 2014, con su papel protagonista en 'Ocho apellidos vascos'. La película se convirtió en todo un fenómeno en aquel año y le llevó a ganar el Premio Goya a Mejor Actor Revelación y a presentar la gala durante tres años seguidos. "Fue una barbaridad", explica, aunque reconoce que fue también "un caramelo envenenado".
"Cuando de repente la vida te da algo que, a priori, podría ser tu sueño multiplicado por cien, hay que saber cómo gestionarlo (...) Fue por esas fechas cuando empecé a coquetear fuerte con la tristeza".
Comenzó entonces una carrera cinematográfica que siguió con películas como '100 metros', una de las que recuerda con más cariño. "Para mí el éxito es, quizás, no hacer tanta taquilla, pero que alguien con la enfermedad te escriba por redes o que un médico me diga que cuando diagnostica esta enfermedad recomienda esta peli porque es un chute de energía y motivación para los pacientes (...) Ante eso todo cobra sentido".