En 1913, el extinto diario New York World publicó el primer crucigrama de la historia tal y como lo conocemos hoy. Este pasatiempo pronto pasó de las páginas de los periódicos a los cuadernos y libros de ejercicios mentales. Tanto que en 1924, cuatro de los libros de no ficción más vendidos en Estados Unidos fueron de crucigramas.
Pero en aquella década algunos expertos empezaron a señalarlos como una amenaza para la sociedad productiva. Esos expertos, evidentemente, no sabían lo que sabemos hoy. Por ejemplo, que los crucigramas fueron clave para descifrar mensajes enemigos en la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos.
Y es que, a día de hoy, son un gimnasio mental estupendo. Varios estudios apuntan a que los pasatiempos podrían tener un efecto protector en el cerebro y frenar el deterioro cognitivo. Pero, ¿realmente hacemos uso de este gimnasio mental entre tanta pantalla y tantas actividades diarias?
En 'Por Fin' hablamos con Agustín Fonseca, quien es una auténtica institución en este asunto. Fonseca es arquitecto, lleva más de 40 años combinando su profesión con la creación de juegos de ingenio y pasatiempos, que ha publicado tanto en periódicos como en libros. Plantea juegos de lógica, de memoria, de escape, de orientación, de creatividad...