"Ser mujer es un delito." Así resume Khadja Amin la brutal realidad que enfrentan las mujeres en Afganistán bajo el régimen talibán. En su testimonio, la ex presentadora de la televisión pública afgana refleja cómo la vida cambió drásticamente para millones de mujeres desde que los talibanes tomaron el control del país en agosto de 2021. Las mujeres, obligadas a cubrirse, silenciadas y prohibidas de ejercer la mayoría de los trabajos, han visto cómo sus derechos han sido eliminados sistemáticamente.
"Las mujeres están siendo torturadas por ser mujeres", denuncia Amin, describiendo un verdadero "apartheid de género" que ha dejado a niñas sin futuro educativo y a mujeres sin voz ni presencia pública. "Las niñas en Afganistán ya no quieren estudiar", comenta Amin, relatando el caso de una niña de diez años que, sabiendo que no podrá continuar su educación, prefiere no avanzar en sus estudios.
El dolor de las mujeres afganas trasciende fronteras, como bien refleja Khadja, quien, a pesar de haber encontrado refugio en España, no ha podido sentirse plena: "No he podido sentirme tranquila y feliz en estos tres años, mi pensamiento sigue en Afganistán". Para ella, la lucha no ha terminado, y su misión es asegurarse de que las mujeres afganas no caigan en el olvido. "Afganistán se ha convertido en un verdadero infierno para las mujeres", sentencia con desolación.
La vida de Khadja cambió radicalmente el 15 de agosto de 2021, cuando, en medio de su jornada laboral como periodista, recibió la llamada que anunciaba la inminente llegada de los talibanes a Kabul. "Me obligaron a salir de la oficina... Sabía que eran mis últimos momentos allí". Al día siguiente, presenció con horror cómo un hombre talibán tomaba su lugar en el plató, anunciando el control total del país y dejando fuera a las mujeres de los medios de comunicación.
Pero el impacto no fue solo profesional. Khadja también tuvo que huir, dejando atrás a sus hijos. "No me pude despedir de mis hijos. Para una madre, es muy duro dejar todo para salvar su vida", recuerda con profunda tristeza. En Afganistán, las leyes patriarcales la privaron de la custodia de sus hijos, una lucha que continúa fuera del país. "Aunque di a luz a mis hijos, en sus documentos ni siquiera aparezco como madre", relata con incredulidad.
Hoy, Khadja Amin sigue adelante con su causa, alzando la voz en nombre de las mujeres afganas. "Si no hablamos, nos van a olvidar", advierte. Con el respaldo de feministas y aliados en España, sigue pidiendo apoyo internacional para visibilizar la lucha de las mujeres de su país, confiando en que un día puedan vivir en libertad y paz.