1725 España estaba sumergida en contrastes profundos, marcado por la herencia de su pasado imperial y las transformaciones que traía el nuevo siglo XVIII. Gobernaba Felipe V, el primer monarca borbón llegado de Francia tras la Guerra de Sucesión, que había dejado el país exhausto, pero también en busca de estabilidad.
Por las calles empedradas de Madrid, capital desde hacía apenas medio siglo, circulaban carros de maderas tirados por mulas, vendedores que anunciaban sus productos a gritos, y nobles de capa larga y sombrero tricorne.
En esa España nace Casa Botín, un mesón ubicado en pleno Madrid de los Austrias. Cándido Remis, abrió en 1725 una pequeña posada que años más tarde pasaría a convertirse en casa de comidas donde se vendían pestiños, bartolillos, suizos y glorias de crema y Francisco de Goya lavaba los platos. (1765)
A lo largo del siglo XVIII, España se vio envuelta en nuevas tormentas: la invasión napoleónica, la Guerra de la Independencia, la Constitución de 1812… Llegó el siglo XIX con las guerras carlistas, España perdía todas sus colonias: América, Filipinas, Cuba y Puerto Rico… El imperio se desmoronaba y el alma nacional se quebraba en busca de una identidad…
Entrando en el siglo XX, España era un país contradictorio. A las grandes ciudades llegaban los tranvías eléctricos, los cafés literarios, las fábricas… Pero en el campo, aún se araba con mulas y se rezaba por lluvia…
En esa época Casa Botín cambia de manos y pasa a la familia González. Desde 1920 son ellos quienes regentan este negocio, en el que trabaja su cuarta generación de González…