El Archivo de la Oficina conservan más de 200.000 cartas o solicitudes de ayuda de la Primera Guerra Mundial. Estas provenían de personas y familias anónimas, pertenecientes a diversos sectores de la sociedad, desde las clases trabajadoras a miembros de la aristocracia, con un sentimiento común: la pérdida de un ser querido.
Esta historia comienza en 2008 cuando Juan José Alonso, director del Archivo General de Palacio, viaja a Bélgica y allí se encontró con unos ancianos mientras iban sacaba a pasear al perro de una amiga: ¿De dónde eres?, le preguntó uno de los ancianos. El archivero le dijo: soy español. "Yo fui a España para darle las gracias al rey por la labor que habían hecho por los belgas durante la Guerra Civil", ha explicado Alonso.
El director ha explicado que en aquel entonces "Se creó un procedimiento nuevo y específico para gestionar las más de 200.000 cartas que llegaron al Palacio Real de Madrid. Cuando llegaban las cartas, se leían y/o traducían y se extraían en fichas dobles los datos". La ficha del soldado desaparecido se enviaba a la embajada española en el país enemigo contra el que estaba combatiendo con el objetivo de localizarle.
"El rey Alfonso XIII lee las misivas que aparecen con una estrella de cinco puntas", ha explicado Juan José Alonso. A la Oficina de Guerra no solo llegaban misivas de personas anónimos sino también personalidades del momento como Miguel Unamuno, Santiago Ramón y Cajal, Giacono Puccini o el General de Gaulle.
