La llegada del entrenador Diego Martínez al banquillo del Espanyol supone una inyección de moral para un proyecto rodeado de incertidumbre, ya el que anterior técnico del equipo, Vicente Moreno, y el exdirector deportivo del club, Rufete, fueron cesados antes de terminar la temporada.
El vigués, de 41 años, se presentó el martes como responsable del equipo catalán con un discurso potente y ambicioso que pretendía ilusionar a los periquitos. Más allá de sus palabras, sus actuaciones en el pasado reciente le otorgan crédito suficiente para confiar en que las aspiraciones del equipo no son tibias.
El técnico explica por qué se ha alejado un año de los banquillos: "Más que un descanso necesitaba ir a seguir formándome y completándome. He visto mucho fútbol tanto en España y fuera. No lo veo tan raro pero es cierto que ha sido una experiencia vital magnífica".
Una aventura en la que ha podido enriquecerse en encuentros con multitud de personas: "Cuando te trata de forma tan cariñosa Pep Guardiola, Rafa Benítez, Frank Lampard... Charlar con entrenadores de baloncesto como Joan Plaza, Javier Imbroda. He tenido muchas conversaciones y una experiencia magnífica que me ha enriquecido mucho".
Ha sonado para muchos equipos: "En el fútbol hay mucho ruido. Tenía claro cuál es mi camino. De lo que más orgulloso me siento es de haber dado los pasos que quería dar. Estamos muy ilusionados con esta aventura".
"Compartimos visión de presente y futuro. Hemos explicado cómo nuestro equipo puede dar calidad al proceso y una visión de profesionalidad", señala sobre sus conversaciones con el dueño del club perico. "Lo importante es configurar un buen equipo por encima de nombres y entrenador. Todavía no he hablado con jugadores, son sus días de vacaciones y poco a poco tomaremos contacto".