A pesar de que no atraviesa el Rayo Vallecano por el mejor momento de la temporada, el equipo de Íñigo Pérez está firmando un magnífico curso y a falta de diez jornadas para el final de LaLiga el equipo se encuentra a tres puntos de una séptima plaza que, presumiblemente, dará acceso a Europa.
Hablamos en Radioestadio Noche con Óscar Trejo, que a sus 36 años se ha convertido en toda una institución en Vallecas. Por edad ha perdido algo de protagonismo esta temporada, en la que suma 18 partidos y cuatro goles, pero su importancia sigue siendo clave en el equipo de Íñigo Pérez.
A pesar de que se encuentra en la recta final de su carrera, Trejo tiene claro que su objetivo con el Rayo es "llegar a una final de Copa o entrar en Europa". Lo primero ya no es posible esta temporada, pero lo segundo... "Se puede soñar con Europa (…) Hemos ido creciendo año a año y el club está trayendo gente y apostando por jugadores para crear un proyecto (…) Haciendo las cosas como venimos haciendo el club puede aspirar tranquilamente a estar entre los ocho primeros", explica.
Trejo renunció en octubre de 2023 a la capitanía del Rayo después de una serie de enfrentamientos con el club, al que pedía mejores condiciones para los trabajadores. "Puse punto y final porque no podía representar a la gente que quiero representar si no me siento respaldado por el club (…) Nosotros estamos de paso y el mayor patrimonio del club es la gente", explica.
El argentino cuenta, además, cómo se sintió al tomar esa decisión. "Si estoy en una posición favorable para poder ayudar y que se me escuche me gustaría que se me escuchara. No se me escuchaba y me dolió", reconoce.
Algunos piensan, incluso, que ese hecho, que marcó un antes y un después en su historia en el club, puede ser clave a la hora de negociar la renovación de su contrato, que termina el próximo 30 de junio. "No tengo nada a día de hoy, pero creo que la llamada va a llegar (…) Creo que para un año más estoy", explica.
También al ocaso de su carrera echa la vista atrás y reconoce que tiene clavada la espinita de no haber acudido a la selección argentina, una llamada que no estuvo tan lejos hace pocos años.