La karateca una vez que ha dejado la competición confiesa que no es que le sobre el tiempo precisamente: "No compito, pero ahora tengo tantos proyectos, tantas cosas en mi cabeza y toda esa energía que antes estaba compitiendo y ahora la tengo que gastar en todas las cosas que mi cabeza crea e intenta llevar a cabo".
"Acabamos de llegar de Estados Unidos, estuvimos en Australia, Nueva Zelanda y Tailandia, y ahora nos vamos a ir también y me voy a China para ver la organización allí y después a Budapest para el Mundial de Karate a verlo", añade.
Lanza un mensaje a las chicas más jóvenes. Para ella en un inicio no fue fácil aceptar su cuerpo, muy musculado en comparación con otras mujeres, algo que con el tiempo cambió por completo: "Voy a contar algo que seguro que alguna niña le le viene bien porque no lo gestionas igual con 15 años, con 18, 20.... cuando era niña me daba más vergüenza ir en tirantes y ponerte un vestidito. Y claro, luego ya cuando vas cumpliendo años va entendiendo que cada uno tenemos el cuerpo que tenemos y que al revés, que tenemos que estar súper orgullosas y súper contentas cada una de ser como somos. Pero sí que es verdad que depende de la edad, te afecta más, o te afecta o te afecta menos. Así que desde aquí voy a mandar mucho positivismo a esas chicas, a esas mujeres y que aceptemos nuestro cuerpo".
Explica que la mirada es fundamental en el kárate y ahí se empiezan a ganar los combates: "En cuanto a alguna competidora con más seguridad en sí misma, te mira de alguna manera como diciendo te voy a ganar, tú agachas la mirada, te vienes abajo, te come terreno mentalmente, te come terreno y cuando vas a salir al tatami ya vas con ese terreno de menos. Entonces esa forma de mirar, ese creer en ti misma y esa forma en la que tú miras también a tus rivales. Suma o resta".
"A mí me encantaba competir porque siempre explicaba que yo siento que tengo un mundo interno muy intenso y una forma de poder transmitírselo a la gente, porque no se hacerlo con palabras, es a través del kárate, a través de la forma en la que hago mis kata", señala.
Y cuenta como esa disciplina, todos esos conocimientos que le ha aportado su deporte, le ayudaron a superar una de las situaciones más complicadas de su vida: "Yo una noche volvía a casa y vi un coche atravesado en mitad de la carretera y decidí pararme por si alguien necesitaba ayuda. Y bueno, pues tres chicos me atacaron. Fue una situación muy rara en mi cabeza. Todavía es como un bum y... conseguí salir de la situación. Conseguí defenderme, recibí golpes, pero pude salir de la situación y conseguí volver al coche y salir de allí. Entonces entendí que gracias al karate no me bloqueé, porque muchas veces el problema es quedarte en shock y no salir de no moverte. Y entendí que el karate me había salvado la vida"