Desde sus primeros Juegos Olímpicos han pasado 23 años. Y sigue con la motivación intacta y con la mirada en París, la única Teresa Portela: "La verdad que es algo que jamás habría soñado que tengo la suerte de poder estar viviéndolo. Mis primeros juegos fueron en el año 2.000, con 18 años. Jamás pensé que que 24 años después, seguiría viviendo esa experiencia".
"Lo primero siempre quería ir a los Juegos. Una vez que fui, pues pues quería, eh, pues conseguí una medalla olímpica. La verdad que se me resistió y fue en los sextos Juegos Olímpicos donde la conseguí. En Londres quedé 4.ª se me resistía y lo que me impulsaba era sentir que que estaba preparada. Si hubiese conseguido una medalla olímpica antes quizá hubiese frenado ya mi carrera deportiva o no sé si el hecho de no haberla conseguido me llevo a Tokio a competir y pelearla", añade.
Ahora ha cambiado de modalidad y compite en K4. La mejor noticia es que cada vez son más competitivas: "Países como Polonia, las húngaras, que las veíamos muy lejos el año pasado, este año a las polacas las hemos ganado la Copa, a Nueva Zelanda también en la eliminatoria les ganamos, o sea que estamos ahí y que vemos opciones de mejorar y de poder seguir soñando a lo grande".
Una pasión que ahora comparte con su hija aunque no siempre ha sido así: "Cuando era pequeña no, porque sentía que la piragua era lo que de alguna manera la alejaba de estar todo el día conmigo, que era lo que ella quería. Ahora lo empieza a ver de otra manera y lo disfruta mucho".