Tote soñaba con vivir del mundo del fútbol, con los grandes estadios, con los grandes focos y por el camino se fue labrando una carrera que al final terminó como la de muchos compañeros suyos, terminando después de una lesión. Y ahí se acabó la vida como futbolista. Pero ahora ha iniciado otra que poco tiene que ver, al menos en parte, con el fútbol profesional, pero sí con algo que está muy ligado al mundo del deporte, que es la moda: "Romper estereotipos está complicado. Esa masculinidad frágil que existe dentro del fútbol, que como nos han educado dentro de de ese mundo, de que hay que ser súper rudo, súper machote y de repente verme con las uñas pintadas de rosa, con falda y ese tipo de cosas jamás lo hubiese imaginado".
Su última aventura fue en Islandia: "Tenía 18 años pensaba que tenía todavía más carrera que eso y me surgió la oportunidad y dije pues vamos para adelante. Y la verdad que fue un año bastante bonito, que conocí el fútbol de otra manera, que se vive como era en un pueblo de 500 habitantes en Segunda división de ahí de Islandia. La verdad que que fue emocionante, tú ibas por la calle, todo el mundo te quería, todo el mundo en el supermercado te decía que buen partido".
Destacó mucho en categorías inferiores del Murcia y luego cuando no pudo cumplir con las expectativas vino el sufrimiento: "Yo haber vivido todo eso en el fútbol y en una ciudad como Murcia, que le gusta mucho el fútbol, que del Real Murcia, un equipo muy querido en la ciudad, seas uno de los jugadores con mayor proyección. Pues la verdad que luego tienes esas expectativas que cuando no se cumplen pues sufre demasiado".
Mucho tuvo que ver su grave lesión: "Fui al único hospital que había en el centro de Reikiavik y me cobraron 500 € por. No. No hacemos una resonancia y al final la manera de recuperarme pues me fue imposible, me volví a lesionar dos veces más. Allí me vine a España y tenía toda la maleta en Islandia y aún así aquí en España me volví a lesionar dos veces más. Y llegó el final de temporada. No me recuperé, mi maleta seguían ahí".
"Lo intenté aquí en Madrid, también fui al fisio del Getafe y aún así no hubo manera. Fui a entrenar a un equipo en Tercera y entré al campo y me dio ansiedad. Tenía temblores cuando entraba por volver a pensar que me iba a volver a pasar lo mismo. Y al final esa batalla mental fue dejarlo y la verdad que estoy mucho más tranquilo", explica.
Y cree que aunque hay avances, en el fútbol hay mucho por hacer: "Yo creo que ser femenino, tener cosas que están asociadas a la feminidad, no determinan tu masculinidad, no determinan cuán rudo o fuerte eres o cuánto vaya a desempeñar en el campo. Pero lo que está claro es que creo que debería ser importante de que algún referente en el mundo del fútbol y que sea homosexual saliese a la luz".