Si hablamos de Ginés Paredes igual a alguno le cueste un poco identificarlo, pero si decimos Walls ya no hace falta decir mucho más. Este murciano de 24 años tiene el aire de esa generación de jóvenes a los que las heridas ya les van haciendo cicatrices, de esas que duelen y sanan en forman de canción.
Como los deportistas de élite también ha ido forjando su camino a golpe de trabajo y constancia y ahora tira la puerta para quedarse. Sus letras suenan a una tarde de domingo en Malasaña y saben a último trago antes de amanecer un sábado muy tarde.
Tiene, ahora, un pelo rubio deslumbrante y unos ojos verdes muy profundos, pero con esa imagen de melancolía que le da ese aire entre interesante y bohemio. Lo último que ha hecho es un temazo que tiene los 30 segundos que más me ha costado sacar de mi cabeza.