En Radioestadio hablamos con Gaizka Mendienta, exjugador de la selección española que acumula 40 internacionalidades y que hoy cumple 47 años. El vasco asegura estar “ilusionado” con el combinado nacional aunque reconoce que al principio tuvo sus dudas ya que Luis Enrique estaba haciendo un casting amplio de jugadores. Pero al final el técnico asturiano supo leer lo que el fútbol a día de hoy necesita con jugadores que están en forma y manteniendo la base.
“Antes ir a la Selección tenías que tener 50 partidos con tu club y eso ahora pesa menos, es más importante el estado de forma”, añade.
Además, resalta que sus imprescindibles para España a día de hoy son Luis Enrique, Sergio Ramos y Sergio Busquets. El central sevillano está a cinco partidos de igualar al futbolista con más internacionalidades de la historia del fútbol. “Ese deseo de conseguir récords le ha llevado a ser el jugador que es”. Sobre la actitud seria de Luis Enrique cuando sale a rueda de prensa nos cuenta que es "un papel que ejerce" ya que luego "no tiene nada que ver", asegura Mendieta ,que compartió vestuario con él en la Selección y en el Barça.
Se debería unificar criterios en el VAR
En cuanto al VAR reconoce que ayuda a corregir errores pero habría que unificar los criterios para que tanto jugadores como espectadores lo entendiésemos. “Entiendo las críticas ya que en todas las competiciones en las que se aplique debería de hacerse de la misma forma”.
El exjugador del Valencia y Barça, entre otros, era un seguro desde los once metros. Solo falló tres disparos, anotó 31 goles de 34 lanzamientos desde el punto de penalti. Con una efectividad del 91%.
Ahora mismo hay un jugador en LaLiga que lanza los penaltis como hacía Mendieta, y es el centrocampista del Valencia, Carlos Soler. “Cuando le veo tirar penaltis hace gran parte del proceso que hacía yo. Él levanta el brazo para aguantar ese gesto de golpeo y mirando al portero y hasta ahora le ha ido bien”.
Mendieta destaca que sería incapaz de tirar un penalti como lo hace Oyarzabal, que da como un salto antes de golpear el balón ya que “al final hay que tirarlo como uno se sienta más cómodo”. Es más confianza que técnica, apunta.
