El Real Madrid toma ventaja en la ida de octavos gracias a un doblete de Cristiano y a otro gol de Marcelo
El equipo madridista ha superado por 3-1 al Paris Saint Germain. Los blancos remontaron el tanto inicial de Rabiot gracias a un gol de Cristiano Ronaldo desde el punto de penalti y otro de rebote tras un pase de Asensio.
La grandeza no se compra. Ni tan siquiera tiene precio. La grandeza se lleva consigo, o directamente no se lleva. Se tiene en la historia. En el escudo. En la tradición. Y en la fe. En la creencia. En el alma. En saber que se puede ganar todo en cualquier circunstancia. El Real Madrid la tiene, la lleva en su ADN, y cuando toca Champions League se pone su mejor traje. Llegaba el PSG, el gran PSG, pero el PSG empequeñeció ante un rival que no necesitó más que una serie de chispazos para poner con 3-1 tierra de por medio. Así es el Real Madrid. Así es un equipo grande.
Como un tiro salió el Real Madrid. Espoleado por el ambiente, por el rival. Espoleado por una afición que cree. Que cree en su equipo y en hacer historia. Los blancos sabían qué debían hacer. Y lo que debían hacer era atemorizar a un PSG engrandecido por su Liga y por la 'MCN'. Para ello nada mejor que un gol tempranero, y no estuvieron lejos de hacerlo.
Había ruido en el Bernabéu. Había la opción de que el PSG recordara que en Europa, en Champions, nada. Pero este PSG, a diferencia del que estuvo en el Camp Nou y dinamitó un 4-0, es otro. Más maduro, sabedor del tiempo y del tempo de los partidos. Y con Neymar. El brasileño sí sabe ganar en la élite europea, y fue él quien buscó las cosquillas a Nacho por velocidad y por desborde.
Pero Ney pecó de querer hacer todo él. Individualista, demasiado. No viendo a compañeros, como Mbappé, que estaban mejor posicionados que él para batir a Navas. Al final le batieron, como casi cada equipo que pisa el Bernabéu, gracias a una acción de Kylian por la derecha que acabó con Rabiot, completamente solo, en el corazón del área. Gol, y felices momentos en un PSG que cerca estuvo del segundo con un tiro de Cavani.
Eran buenos momentos para un equipo que se había librado momentos antes de un gol de Cristiano. Areola sacó la cara por su equipo, literalmente, para evitar el tanto del luso. No pudo hacerlo al final del primer acto, cuando Lo Celso hizo un inocente penalti a Kroos. Ronaldo, en una de sus mejores facetas, anotó la pena máxima y puso la igualada antes del paso por vestuarios.
Salió Cavani del mismo, aunque no por mucho tiempo. Emery, buscando dar un golpe de efecto, retiró al uruguayo para sacar a Meunier. Arriba, Mbappé y Neymar, con Dani Alves por el medio por la derecha. Generó el PSG, pero por la izquierda, y cerca estuvo el que fuera lateral del Barça de aprovechar un centro chut de Yuri... pero lo que llegó fue el segundo de Cristiano.
Asensio se hizo con la bola en la banda izquierda para ponérsela a Cristiano. Despejó Kimpembe, entorpecido por el luso, y el cuero le cayó a Modric. El balear, otra vez, la puso en el área y Areola despejó como pudo, para que el portugués, con la rodilla, volviera a llevar el júbilo al Bernabéu.
Y ahí volvió el PSG del Camp Nou. El PSG timorato, miedoso y con todo que perder. Volvió a ser ese equipo, y eso no hay petrodólares que lo solucione. Recibieron el tercero, con una jugada larga del Real Madrid por la izquierda que no supieron parar. Marcelo, con no se sabe bien qué, batió a Areola por tercera vez para poner tierra de por medio ante un rival que, por más nombres que junte, sigue sin mostrar grandeza en Europa.
El Real Madrid sí la muestra. La muestra siempre. Por peor que se den las cosas, por más empates ante el Levante, por más derrotas contra el Leganés, la Champions es la Champions.