A pesar de los muchos defectos de la sociedad moderna, el portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, destaca como algo positivo "la voluntad de tantos por mejorarla". Personalmente asegura que siempre se ha sentido "como pez fuera del agua, no me siento cómodo en este mundo y quiero cambiarlo", y de ahí su vocación política.
Gabilondo cuenta que "cuando iba a entrar en política, mi hijo Román me dijo: ¿tú crees que estas para estas cosas?", y defiende no dejar nunca de buscar y amar la verdad, porque renunciando a ella, "renunciamos a nosotros mismos".
El ex-ministro de Educación señala la importancia de gestionar bien la economía de un país y "distribuir siempre la riqueza, no acapararla", porque "una economía sin alma, sin entrañas, sin dimensión social, acaba siendo dinerología". Además, aunque asegura no gustarle "los discursos contra el mundo y la ciencia presente", considera que "la tecnocracia que nos somete actualmente es lamentable".
Por último, sobre el exceso o defecto de trabajo, Gabilondo cree que "no puede alienar a las personas", "eso de que el trabajo nos hará libres estaba en las puertas de los campos de concentración".