SU DECISIÓN: "Me senté con el presidente, su mujer y su hijo y ví la naturalidad del proyecto, no tuve ninguna duda de que había que venir aquí".
OBJETIVO LEGANÉS: "Evidentemente está difícil, los número los miras y son para llorar pero hay tiempo y estoy en el sitio indicado". De hecho, bromea con lo sucedido en el primer partido en Anoeta, del que salí "muy satisfecho por el punto pero luego descubrí que estábamos más lejos del objetivo".
SU EXPERIENCIA EN JAPÓN: "Tuve un traductor perfecto pero la verdad que los jugadores eran demasiado limpios y en el fútbol hay que ser un poco cabroncete. Me gustó mucho esa experiencia".
EGIPTO: Fue una experiencia que no me funcionó y ya está. Me llevé a españoles como Míchel Salgado pero de pronto me cambiaron los objetivos y todo era diferente".