Teresa Portela se colgó este martes a sus 39 años una histórica medalla de plata en el K1 200 de piragüismo, la primera que consigue tras haber participado en seis Juegos Olímpicos, fruto del trabajo duro y una perseverancia mantenida durante décadas.
Una plata con sabor a oro que supone la guinda a su gran palmarés donde figuran 15 medallas mundiales y 17 europeas: “Se siente mucha alegría. Tengo sentimientos encontrados, alegría y desconcierto porque no me creo lo que ha pasado. Estoy asimilando lo que ha pasado”, explicó.
La palista nunca olvidará Tokio 2020, donde por fin se subió a un podio que tanto se le ha resistido. Fue cuarta en Londres 2012, quinta en Atenas 2004 y en Pekín 2008 y sexta en Río 2016. “Me he quedado muchas veces muy cerca del podio. Siempre me he visto con las mejores así que me iba animando porque me veía arriba. Era algo que quería conseguir", resalta
"Quería tener la medalla en mi palmarés, pero tampoco era una obsesión. Entreno para superarme y superarme a mi misma, pero si que es verdad que vine aquí a por la medalla. Al final lo conseguí y estoy feliz”, añade.
"He peleado mucho esta medalla"
También puso en valor el sacrificio y el esfuerzo realizado durante todos estos años. “Estoy contenta de haber trabajado y no haber tirado la toalla. El haber luchado y haber resistido me hace sentir más orgullosa. He peleado mucho esta medalla”.
La deportista de Cangas relató el momento en el que le dijo a su hija que había sido su campeona olímpica, “Cuando conseguí hablar con ella le pregunté que si sabía como quedé, porque ella estaba dormida cuando fue la prueba, y me dijo que sí, que medalla de plata. Antes de viajar me dijo que quería que ganase. Al final si hay trabajo todo sale, y poder demostrarle que entrenar mañana y tarde es por una razón y conseguirlo era primordial”.
Además, mostró los sentimientos que despiertan en ella el apoyo que ha recibido de la gente. “Cuando me clasifiqué me decían que estos tenían que ser mis Juegos, me emocionó que alguien sienta así que merezca la medalla. Me venían las lagrimas a los ojos cada vez que me lo decían. Estoy muy agradecida por el cariño que me han dado y la emoción que mi carrera supuso en otras personas. La emoción que me transmite todo el mundo me hace recibir la medalla con más orgullo”, confesó.