En este viaje por los 14 Pueblos con encanto podremos hacer turismo activo, pasear por fortalezas medievales, recorrer calles empedradas y hacer senderismo por paisajes volcánicos. En esta lista podemos irnos tanto a pequeños pueblecitos de pescadores como a núcleos de montaña, rodeados de bosques. En muchos de ellos, además, al caer la noche, podremos practicar la observación astronómica.
El encanto rural medieval de Montsonís
En las Terres de Lleida, sobre un cerro con vistas a la sierra del Montsec, se encuentra el Pueblo con Encanto de Montsonís. Este núcleo, que pertenece al municipio de Foradada, fue un enclave importante en la Edad Media; tierra fronteriza con el mundo árabe. Está coronado por un castillo construido en el siglo XV, todavía habitado y en uso, que es la residencia del barón de L’Albi.
Los peregrinos del Camino de Santiago llegaban a este pueblo y dormían en el castillo, en la conocida como habitación del peregrino. Según cuentan, los encerraban con llave durante la noche para que no pudieran pasear libremente por el castillo.
Hoy en día, podemos conocer su historia gracias a las rutas teatralizadas y los talleres de cocina medieval. Los más hábiles pueden aprender, también, a hacer malabares.
Para llevarnos una buena perspectiva del municipio, nos subimos a lo alto del mirador de Sant Urbà, situado junto a la iglesia. Desde ahí podremos observar la silueta de la sierra del Montsec. Cerca de este mirador nos espera el santuario de Santa Maria de Salgar, un monasterio románico del siglo XII que parece estar tallado en un desfiladero del río Segre.
En este pequeño municipio podemos llevarnos un buen recuerdo gastronómico: setas, aceites, vinos de la DO Costers del Segre, o piezas de dulcería. Montsonís es Destino Turístico Starlight por la gran calidad de su cielo nocturno, sin contaminación lumínica. Si quieres disfrutar de las estrellas, lo mejor es reservar plaza para la observación guiada del firmamento.
Siurana, leyendas de altura en la Costa Daurada
En la parte más baja de la sierra de la Gritella, en la comarca de Priorat, en Tarragona, nos espera Siurana. Situado a 737 metros de altitud sobre un risco de roca calcárea, este pueblo con encanto es un mirador natural sobre las Muntanyes de Prades, las viñas del Priorat, el río y el embalse de Siurana, el que fuera último bastión musulmán conquistado por los cristianos en Cataluña, en 1153. Una conquista que dio lugar a varias leyendas como la del Salto de la Reina Mora. El pueblo está rodeado por acantilados de casi 300 metros donde es habitual la práctica de la escalada deportiva, con centenares de vías equipadas para practicar el turismo de aventura. Otras opciones son las rutas en bicicleta todoterreno por el Parque Natural del Montsant o bien practicar remo y piragüismo en el pantano de Siurana.
Prades, piedra roja y cielos de observación astronómica
En plena Costa Daurada podemos conocer otro pueblo con encanto. A Prades se le conoce con el sobrenombre de la Villa Roja, por el color característico de sus casas y la muralla medieval que cobija a la iglesia de Santa Maria la Major, una construcción de 1194 de transición del románico al gótico con una fachada principal con elementos renacentistas. Prades es conocido, además, por sus patatas, reconocidas con indicación geográfica protegida. Se las distingue enseguida por su fina piel y su carne blanca. Aquí también hay setas y castañas de mucha calidad.
Rupit, esplendor medieval en un entorno natural de cuento
Pongamos ahora rumbo hacia el interior de Catalunña. Queremos pernoctar en Rupit, un pueblo con encanto de muy pocos habitantes, que disfrutan del confort de sus casas de fachada de piedra, balcones de madera, tejados a dos aguas y calles empedradas. El municipio está articulado en torno a un puente colgante. La visita cultural contempla las iglesias de la zona pero también las rutas de senderismo por el Espacio Natural de Les Guilleries-Savassona y la sierra del Collsacabra. Para recuperar fuerzas, nada mejor que llevarse embutidos de kilómetro cero y un dulce recuerdo: la coca de Rupit.
El encanto medieval y panorámico de Mura
Cada mes de abril, en Mura celebran la fiesta de Sant Marc, quien les protege de rayos y tormentas con un peculiar ritual. Hay que comprar dos panecillos especiales, propios de la fecha. Uno se lo comen, rezando una plegaria, y el otro se lo guardan todo un año como parte de la liturgia contra la inclemencia meteorológica.
En Mura podemos llevarnos dos productos gastronómicos: una bolsa de cigronets –los diminutos garbanzos de la zona– y un par de kilos de tomate rosa. Mura está los dominios del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, y donde se puede visitar una cueva que se adentra en la roca a 170 metros de profundidad y que se utilizaba hace 4.000 años como cementerio, visitar los restos de las construcciones de piedra seca o saborear una cata de vinos.
La fortaleza medieval con encanto de Pals
Nuestra siguiente parada es también muy gastronómica. Nos vamos a la Costa Brava. En Pals, se puede disfrutar de la plata y de los deportes acuáticos, pasear entre dunas y pinos carrascos o hacer cicloturismo. Pero como estamos en el Empordà, lo suyo es disfrutar del arroz. No sólo saboreándolo, también conociendo su historia a bordo del tren del Xiulet que pasa por los humedales y arrozales que lo rodean para descubrir cómo se cultiva este arroz con denominación de origen protegida que nos espera en sus restaurantes de este pueblo medieval.
Peratallada, un dominio feudal lleno de historia
A solo siete kilómetros de aquí hay otro pueblo con encanto: Peratallada, uno de los núcleos medievales más importantes y mejor conservados de Cataluña. Además de su mítica muralla y su gran foso excavado en la roca viva, durante el mes de octubre, en Peratallada celebran la Feria Medieval; un viaje en el tiempo que lleva sus calles de puestos de artesanos, espectáculos de juglares y torneos de caballeros. Durante la feria, además, tienes la oportunidad de disfrutar de un auténtico banquete medieval.
La esencia mediterránea en Calella de Palafrugell
Otra cita cultural de excepción es la tradicional Cantada de Habaneras de Calella de Palafrugell. El primer sábado de julio, desde hace más de 50 años, se ofrecen conciertos de este ritmo lento originario de ultramar. Lo suyo es acompañar la música con un cremat, una bebida caliente a base de café, ron y aguardiente de caña.
Taüll, una inmersión en el románico
Ahora nos vamos a la montaña, a recorrer la Vall de Boí, cuyas iglesias fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO a principios de siglo. El pueblo con encanto de Taüll tiene también un sabroso patrimonio, que está presente en los quesos de esta zona de Cataluña, cuyos rebaños se alimentan de pastos ecológicos. Su elaboración nos espera todo el año, pero cada mes de agosto celebran una Feria del Queso que es una auténtica delicia.
Santa Pau, un pueblo medieval entre volcanes
A cierta distancia, visitamos la Zona Volcánica de la Garrotxa, formada por extensos bosques y cráteres de volcán del color cobrizo de la lava. Este singular paisaje de los Pirineos de Cataluña esconde joyas como el pueblo de Santa Pau, que permite viajar a la Edad Media a través de callejones empedrados, murallas y edificios históricos. Este Pueblo con Encanto cuenta con 13 volcanes en su término municipal. Entre ellos destaca el Croscat, el más joven y el más espectacular. Se le reconoce enseguida por su singular cráter en forma de herradura.
Montclar, el renacimiento de un pueblo
Todos los pueblos con encanto de Cataluña tienen historias singulares. Pero Montclar es, además, un pueblo resucitado. Después de quedar deshabitado durante los años 40 del siglo XX, en 1964 llegó un grupo de excursionistas que decidieron instalarse y empezar su reconstrucción del municipio. Además de las casas señoriales, la iglesia románica de Sant Martí y la masía abalconada del siglo XVIII, en Montclar, son famosos los guisantes negros, típicos de la comarca del Berguedà. Pero también las patatas enmascaradas, un plato de invierno a base de patatas chafadas y fritas con col y butifarra negra.
La auténtica naturalidad de Beget
En la comarca del Ripollés está enclavada la villa medieval de Beget, con su reconocible campanario lombardo de cuatro pisos. Pertenece a la iglesia románica de Sant Cristòfol, que está abierta al público. En el interior se conserva la Majestat de Beget –una talla de madera policromada del siglo XII de casi dos metros de altura– y también retablos barrocos y góticos. Muy cerca de aquí está el Molló Parc, un refugio de fauna salvaje de animales de los Pirineos de Cataluña donde viven en semilibertad más de treinta especies de animales autóctonos: osos, marmotas, rebecos o zorros.
Castellar de n'Hug, belleza natural de altura
Entre los riscos escarpados del Parque Natural del Cadí-Moixeró se encuentra el Pueblo con Encanto de Castellar de n’Hug. Rodeado de cumbres a 1.450 metros de altitud, es uno de los pueblos más altos de Cataluña y ofrece unas vistas espectaculares a la montaña del Pedraforca. Las imágenes de sus perros pastores dan la vuelta al mundo cada año cuando dan cabida al Concurso Internacional de Gossos d’Atura, un encuentro que lleva celebrándose desde 1962.
Arties, historia entre aguas termales y lagos glaciales
Acabamos nuestro recorrido por los 14 Pueblos con Encanto de Cataluña en Arties, en plena Val d’Aran: un enclave natural situado a 1.143 metros de altitud en la confluencia del río Valarties con el Garona y que ofrece vistas panorámicas a la cumbre del Montardo.
Paseando por el centro de este Pueblo con Encanto, contemplamos gran cantidad de casas renacentistas con grandes ventanales, como Casa Paulet, y también edificios como Casa Portolá. Esta casa es una joya de la arquitectura aranesa, de los siglos XIV y XV, e incorpora una torre de defensa. Actualmente es el Parador de Arties, un pueblo que cuenta también con un centro de aguas termales. Las instalaciones al aire libre permiten bañarte y disfrutar de los beneficios de las aguas sulfurosas a 39°, mientras contemplas las magníficas montañas que lo rodean
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