El Dr. Hans Henri P. Kluge, Director Regional de la Organización Mundial de la Salud para Europa, alertaba recientemente en un informe de las consecuencias devastadoras que puede tener en el viejo continente la interrupción del funcionamiento de las unidades de diagnosis oncológica. En esta región se concentran aproximadamente 2,2 millones de muertes anuales por cáncer, una cifra que podría rebajarse considerablemente con la aplicación de un correcto programa de cribado en todos los países, algo que se ha visto especialmente afectado por el Coronavirus.
Las Autoridades sanitarias de los diferentes Estados han tenido que hacer frente a la pandemia volcando recursos humanos, técnicos y materiales para frenar al avance del SARS-CoV-2 en un continente que registra aproximadamente un tercio de todas las muertes reportadas por COVID-19, lo que supone más de 750.000 vidas perdidas. Por ello uno de cada tres países en Europa se vio obligado a interrumpir de manera total o parcial las unidades de diagnosis oncológica durante la primera ola. Según el Dr. Hans Henri P. Kluge, esto se puede traducir en los próximos años en una epidemia de casos graves de la enfermedad, que se manifestarán en estadios en los que la probabilidad de supervivencia sea inferior y cuyos tratamientos deberán ser mucho más agresivos.
En España los datos apuntan que durante 2020 se produjo un descenso de aproximadamente un 15% en las pruebas rutinarias de screening mediante mamografías, con un 10% menos de cáncer de mama detectado respecto al periodo anterior. El Dr. Manuel Salvador, médico especialista en radiodiagnóstico del centro IMAGINE, apunta, sin embargo, que, si bien el año pasado se produjo un periodo ventana entre marzo y abril en el que el servicio de screening quedó totalmente paralizado en España y muchas de las pruebas programadas no se han recuperado, con la aplicación de las medidas higiénicas necesarias, el volumen de tests preventivos realizados se ha vuelto a situar en niveles muy cercanos a los habituales. Tal como explica el facultativo, únicamente han notado un ligero descenso en aquellos pacientes que habitualmente son reticentes a realizarse los chequeos, que han encontrado en el miedo a contagiarse por COVID un motivo más para no someterse a las exploraciones rutinarias. Salvador advierte que los casos de muertes causadas por COVID son inferiores a las que provoca anualmente el cáncer, y que las técnicas actuales de screening permiten una detección precoz en primeros estadios, con una utilización ínfima de radiación ínfima para la obtención de la imagen. Por ello, recomienda acudir sin miedo a la realización de las pruebas rutinarias, pues se ha demostrado que el cribado preventivo es un éxito en la lucha oncológica.