En España algo más del 9% de los bebés nacidos en 2018 era fruto de la intervención de técnicas de reproducción asistida. Así se desprende de las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Sanidad conjuntamente con la Sociedad Española de Fertilidad. Estas informaciones se recogen anualmente, desde 2014, en el Registro Nacional de Actividad, en el que los centros de reproducción asistida españoles deben auditar sus resultados. Entre las informaciones publicadas, en los 319 centros de fertilidad repartidos por el país se observa un incremento de un 6% en la tasa de casos atendidos entre 2017 y 2018, y de un 28% desde el inicio de actividad del Registro Nacional en 2014.
En 2018 nacían en España 37.094 bebés gracias a procedimiento de medicina reproductiva. Esto implica que, en una comparativa con el censo global de alumbramientos recogido por el Instituto Nacional de Estadística para dicho año, algo más del 9% de niños y niñas fueron concebidos gracias a técnicas de reproducción asistida. Este aspecto demuestra el importante impacto que tienen los avances en medicina reproductiva en nuestro país.
En este sentido, el Dr. Pedro N. Barri, apunta que “el rendimiento de las técnicas de reproducción asistida ha superado ya al rendimiento de la fecundidad natural de la especie humana. Y es importante que se conozca, porque cuando nosotros hablamos de que una técnica, por ejemplo, la inseminación artificial, nos puede dar por cada mes de intento un 15% de posibilidad de embarazo, o en una fecundación in-vitro podríamos estar por encima del 40%, a la población general le puede parecer poco. Pero no conoce que el rendimiento reproductivo que tenemos los humanos es muy pobre y en condiciones naturales no supera un 20% al mes”.
Uno de los grandes mitos que ha existido siempre en torno a las técnicas de fecundación in-vitro ha sido la posibilidad de que los defectos congénitos fuesen superiores a la media de concepciones naturales. No obstante, estudios rigurosos han determinado que no existe dicha afectación y que, en todo caso, pueden aparecer estadísticas con desviaciones de los datos debido a que se producen casos, debidos a parejas que ya padecían patologías congénitas que conducían a la imposibilidad de fecundar y que, cuando se someten a técnicas de reproducción asistida, obtienen como resultado un bebé que ha heredado los defectos genéticos previos de la familia.
En cuanto a uno de los problemas que se ha presentado tradicionalmente, el de los embarazos múltiples, los datos del informe de 2018 sitúan a España por debajo de la media europea del año 2017. Los embarazos múltiples de reproducción asistida fueron de un 13% en comparación con el 21% de 2014. Como indica la Dra. Dolors Manau, "se ha mejorado mucho, porque ante la mejora técnica de los laboratorios ya no es necesario poner tantos embriones para conseguir gestación. Ahora vamos a la transferencia de un único embrión. Pero han hecho falta grandes avances en el laboratorio para mantener estos embriones hasta el día 5 y luego poder transferir los embriones más evolucionados, más potentes y más competentes".
Se calcula que 85 de cada 100 parejas logra espontáneamente una gestación en el transcurso del primer año, y un tercio de estos embarazos ocurre en los tres primeros meses de ese periodo. Según diversos estudios epidemiológicos, la esterilidad afecta al 15% de la población en edad reproductiva en los países occidentales. De ellos, el varón es la persona afectada en entre el 25 y el 35% de los casos. Pero, sin embargo, la edad avanzada de las mujeres con deseo reproductivo puede considerarse en la actualidad como la principal causa de incremento de la esterilidad, puesto que el factor cronológico es el que ocupa más de la mitad de consultas en medicina reproductiva.
Por tanto, debe tenerse en cuenta que, en la mujer, la etapa de máxima fecundidad se sitúa entre los 20 y los 30 años. Y a partir de esta edad se inicia el declive fisiológico de la fecundidad, que es mucho más acusado desde los 35 años, y aún mayor a partir de los 38. Como explica la Dra Manau, “la dotación de óvulos que tiene una mujer a los 25 es muy superior a la que tendrá a los 35 y a los 45. Finalmente llega a la menopausia cuando hay una depreciación muy importante de estos óvulos. Pero, además, hay un segundo factor que interviene: el envejecimiento reproductivo no solo es un aspecto cuantitativo de disminución de óvulos disponibles, sino que también, la calidad de esos óvulos con los años también va disminuyendo”.
No obstante, el avance tecnológico y las nuevas investigaciones llevan a un futuro esperanzador. Como explica Pedro Barri, “en pocos ámbitos de la medicina el desarrollo ha sido tan rápido y tan importante como en el ámbito de la reproducción en estos últimos 40 años. Si el progreso científico va como está yendo, en los próximos 5 o 10 años vamos a tener tecnologías que nos van a permitir estudiar el embrión sin necesidad de llevar a cabo la biopsia que, no es perjudicial, pero no deja de ser invasiva; vamos a poder mejorar las condiciones de cultivo en el laboratorio, sin lugar a dudas; vamos a mejorar el potencial de implantación tanto desde el componente embrionario como desde el componente materno; y a medio y largo plazo, vamos a disponer de gametos artificiales”.
Asimismo, Dolors Manau ve un futuro próximo en el que se implementará “la ayuda de estudios a través de inteligencia artificial que nos permitan tener mejor conocimiento y una mejor aplicabilidad para optimizar los ciclos; e ir a la línea de la bioingeniería: poder crear un ovario artificial; junto también a una mejora de los laboratorios desde un punto de vista de una automatización sistemática, de una robotización de determinados procedimientos para optimizar todos los pasos de este proceso tan complejo”.