Derechos Humanos y Solidaridad

Contraparte - La rebelión del Comercio Justo

La Coordinadora Estatal confirma un notable crecimiento del número de personas que ya consumen productos de Comercio Justo. Personas que con esta actitud se rebelan contra condiciones abusivas de trabajo, explotación infantil o degradación medio ambiental.

Juan de Sola

Madrid | 19.05.2023 15:14

Productos como el café, el cacao, el azúcar, el té o ropa generan ingresos millonarios para unas pocas empresas y esconden unas condiciones laborales y sociales pésimas. Tienen en común que su producción se desarrolla principalmente en países de América Latina, Asia o África. Y de este modo, la desigualdad en el reparto de los beneficios a lo largo de toda la cadena de producción es otra de las importantes características que comparten.

Desde la Coordinadora Estatal, recuerdan que los artículos de Comercio Justo garantizan los derechos laborales y humanos y respetan el medioambiente. Forman parte de su ADN y de cada una de sus etiquetas.

Radiografía

En el café, por ejemplo, un producto que genera unos 200.000 millones de dólares al año, en Uganda, los campesinos y las campesinas reciben el 6% del precio final del producto, mientras que la empresa multinacional recibe el 50%. Algo similar ocurre en el cacao: en los dos principales países productores, Ghana y Costa de Marfil, las familias cacaocultoras reciben un 40% menos del precio que deberían cobrar para poder cubrir costes y tener una vida digna.

La explotación laboral infantil es otra de las problemáticas comunes a estos productos. En las plantaciones de cacao, solo en esos dos países, más de 1,5 de menores trabajan haciendo tareas peligrosas como manipular químicos o usar machetes.

Por otra parte, la recogida de caña de azúcar (también conocida como la “planta de la miseria”), o del té esconde situaciones de semiesclavitud heredadas de los periodos coloniales. En el caso del corte de caña, un trabajo especialmente duro, mayoritariamente se sigue realizando de forma manual dado que la mano de obra resulta tan barata que a las empresas no les compensa invertir en mecanización. Este trabajo se suele realizar a pleno sol, con altas temperaturas, pocos descansos y escasa agua potable. De hecho, en Centroamérica, 6 de cada 10 jornaleros de caña de azúcar han sufrido enfermedades debido al calor durante la jornada laboral.

En las plantaciones de té, la mayoría de sus trabajadores y trabajadoras descienden de familias campesinas pobres que fueron reclutadas como esclavas hace más de 150 años. Su salario medio en las principales regiones productoras de India es de menos de la mitad del salario mínimo de un trabajador agrícola no cualificado.

La industria textil, además de ser la segunda más contaminante tras el petróleo, también consolida la pobreza: el 75 % de la mano de obra está en países asiáticos. En la actualidad, los salarios mínimos vigentes en ellos en este sector no son suficientes para cubrir las necesidades humanas básicas.

Solución del Comercio Justo

Ante ello, los productos de Comercio Justo garantizan el respeto a los derechos laborales y humanos, salarios y condiciones dignas, prohíben la explotación infantil, apuestan por la igualdad de género y son producidos con técnicas respetuosas con la tierra y el entorno natural. El café, el cacao, el azúcar, el té o la ropa son los productos más significativos de este modelo comercial que nació en los años 60 y hoy está presente en más de 70 países.

Escucha el podcast en el que conversamos con Marta Guijarro, portavoz de la Coordinadora Estatal del Comercio Justo en España.