La Infancia de una país como Sudán sigue pagando un precio devastador por el conflicto interno. Más de la mitad de los 24 millones de niños y niñas del país -unos 14 millones- necesitan ayuda humanitaria urgente y casi todos los niños y niñas de Sudán no están escolarizados.
Los informes de graves violaciones de los derechos de los niños y de las niñas continúan a un ritmo alarmante, con más de 3.800 niños y niñas muertas o heridos desde la escalada de abril de 2023. En Darfur septentrional, según los informes, más de 400 niños y niñas han resultado muertos o mutilados en la reciente escalada de los combates en El Fasher y sus alrededores, mientras que el uso continuado de armas explosivas en zonas pobladas está creando más riesgos para los niños, las niñas y sus familias.
Empeora la crisis en Sudán
En la actualidad, casi 9 millones de niños y niñas se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria y a la falta de acceso a agua potable. En este sentido, casi 4 millones de niñas y niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda, y se calcula que 730.000 de ellos corren riesgo inminente de morir.
Combinado con un descenso en la cobertura de vacunación debido a los combates y las restricciones de acceso, y los continuos brotes de enfermedades como el cólera, el sarampión, la malaria y el dengue, cientos de miles de niños y niñas más corren el riesgo de morir.
Además, crece la escalada de violencia del conflicto. La población civil está atrapada en los combates y forma parte de los objetivos militares. En casa acción ya se incumple la normativa internacional y se bombardean centros de extrema sensibilidad como el Hospital Saudí de Maternidad, el único hospital en funcionamiento que prestaba servicios maternos y pediátricos en El Fasher.
Alternativa
Para la gran mayoría de familias la única salida posible es emigrar, moverse y asumir un desplazamiento con el objetivo de intentar proteger la vida, pese a las inciertas consecuencias a la hora de acceder a recursos básicos como comida, agua, saludo educación.
(Escucha la entrevista íntegra con Blanca Carazo, responsable de programas internacionales de UNICEF).