A veces olvidamos que las galas de premios de cine y televisión son algo más que un show: son un negocio. Y los Globos de Oro nos son una excepción. El pasado jueves, la Hollywood Foreign Press Association [HFPA, la organización que entrega los galardones] presentaba y refrendaba un plan de acción para potenciar la diversidad de sus integrantes y dotar de transparencia a sus estructuras internas. No ha servido de mucho. Los principales actores de la industria, preocupados por que se les relacione con una institución manchada por la sombra de la sospecha, han roto amarras con los Globos hasta que esa reforma no sea mucho más profunda y mucho más ambiciosa.
Durante décadas se ha hablado -en los corrillos de la prensa desde luego, pero también entre el talento artístico- de los privilegios que disfrutaban los periodistas extranjeros acreditados en Los Ángeles que formaban parte de la HFPA, pero en febrero Los Ángeles Times publicó un reportaje en el que todo esto se ponía negro sobre blanco, y en el que se revelaba que todos sus miembros [podrían ser 87, la opacidad llega incluso al extremo de que no es pública su cifra de asociados] son blancos. Además de recordar que en temporada de premios disfrutan de acceso exclusivo a las estrellas, de lujosos viajes exóticos y de fastuosos regalos, el periódico publicó que los miembros de la HFPA se repartieron hasta 2 millones de dólares en salarios internos durante el año fiscal 2020.
Tras estas revelaciones, la industria que durante décadas facilitó estas prebendas puso el grito en el cielo. Las agencias de representación amenazaron con no dejar que la HFPA se acercase a sus estrellas si no se reformaba profundamente la organización, y en la asociación temieron perder su millonario contrato con la NBC [que Variety cifra en 60 millones de dólares al año] por la retransmisión de su gala anual. La gala de 2021, que se celebró el 28 de febrero de forma telemática, intentó exorcizar los fantasmas a través del humor. En su monólogo de arranque, Tina Fey y Amy Poehler arremetían contra una organización formada "por miembros no-negros", pero no fue suficiente.
Tras un trabajo interno de tres meses y muchas consultas con agentes del sector, el plan de la HFPA ha cristalizado en dos decisiones principales: abrir su membresía a informadores e informadoras de minorías étnicas [pretenden incrementarla en un 50% durante los próximos 18 meses] y una apuesta por la transparencia de sus cuentas. No pasaron 24 horas hasta que los ataques arreciaron contra el mencionado plan. Con Netflix y Amazon a la cabeza, las fuerzas vivas de Hollywood consideran que esta hoja de ruta no es suficiente para limpiar la imagen de los Globos de Oro, y han anunciado una ruptura con la HFPA [o para ser más exactos, con los medios de comunicación representados en Hollywood por sus miembros] hasta que no se proponga una reforma más profunda.
La reacción más rotunda procedía del cuartel general de Netflix. Su director ejecutivo, Ted Sarandos, ha remitido una carta a la Junta Directiva de la HFPA llena de afirmaciones durísimas: "Como muchos otros en nuestra industria, hemos estado esperando a que la HFPA presentara una hoja de ruta clara hacia el cambio. No creemos que las medidas propuestas afronten los retos sistémicos de diversidad e inclusión de la asociación, o la falta de estándares claros para la operatividad de sus miembros. Es por ello que vamos a paralizar todas las actividades con la organización hasta que se realicen cambios más profundos. Netflix y los creadores con los que trabajamos no podemos ignorar el fallo colectivo de la HFPA a la hora de afrontar estos asuntos cruciales con urgencia y rigor".
En la ceremonia de 2021, Netflix arrasó en nominaciones y salió de la ceremonia con 10 premios, fundamentalmente de series. En las categorías de cine, como ocurre en los Oscar, las plataformas aún no están consiguiendo el favor de los votantes. El presidente de la HFPA, el periodista Ali Sar, ha respondido a Netflix con otra tibia carta que defiende el plan propuesto, pero se ha encontrado con otra avalancha de críticas. Jennifer Salke, la directora de Amazon Studios, ha emitido un comunicado en el que revela que ha roto amarras temporalmente con la asociación: "Hemos dejado de trabajar con la HFPA desde que se conocieron estos asuntos, y como el resto de la industria, estamos esperando a que se produzca una decisión significativa antes de dar más pasos".
El plan de reformas solo ha recibido el respaldo de la NBC, que como mencionábamos tiene firmado con la HFPA un contrato plurianual para la emisión de la gala. El resto de reacciones, incluida la del actor Mark Ruffalo -que acaba de ganar un Globo de Oro por su papel en 'La innegable verdad', una serie de HBO-, han sido abiertamente negativas. Time's Up, el colectivo que abandera las exigencias del movimiento #meToo, o GLAAD, que apuesta por la diversidad en la orientación sexual de los integrantes de la industria, se han unido a un importante colectivo de agentes de actores y actrices, que amenazan con no autorizar que sus representados se relacionen con los Globos de Oro "sean en 2022 o en 2023", hasta que no haya cambios profundos.
Tenemos que recordar que este huracán llega al corazón de la HFPA después de que, en marzo, un juez federal desestimara una demanda por monopolio de dos periodistas, la noruega Kjersti Flaa y la española Rosa Gamazo, contra los Globos de Oro. Son solo dos ejemplos de los informadores que han llamado a las puertas de la asociación y a las que no se les ha permitido la membresía. Y claro, este es también el año del descalabro de audiencia en las galas de premios. Sean cuales sean los cambios internos que afronten los Globos, solo serán parte de un panorama más amplio, que incluye la lucha de las salas por la supervivencia ante las plataformas y de los premios tradicionales como referentes de la industria.