Sam Mendes, director, productor y guionista británico, y uno de los protagonistas de la última campaña de los Oscar gracias a su película '1917', ha publicado una tribuna en el Financial Times en la que reflexiona sobre el futuro del teatro en tiempos del coronavirus. Es lo que el llama "una receta para un paquete de rescate", que a su juicio debería comportar el establecimiento de ayudas para los trabajadores freelance, una relajación de los impuestos que gravan el teatro y mayor esfuerzo por parte de los inversores privados. El cineasta y autor asegura que "este momento de la historia supone el mayor reto para la vida cultural del Reino Unido desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los teatros del país, sus actores, músicos y recintos musicales, bailarines y espacios de danza, salas de conciertos y de ópera están amenazados".
Y sin embargo es el último párrafo del artículo el que conlleva una mayor carga de profundidad. "Mientras un gigantesco porcentaje de los trabajadores han sufrido durante los últimos tres meses", asegura Mendes, "también hay muchos a los que el Covid-19 ha hecho ricos. Sería profundamente irónico que los servicios de streaming -Netflix, Amazon Prime y demás- se embolsaran millones durante el confinamiento gracias a nuestro mejor talento en la actuación, la producción, el guión y la dirección, mientras que la cultura artística que alimenta ese caldo de cultivo del talento se deja morir. ¿Hay alguien entre esas personas dispuesto a utilizar una parte de sus ganancias del Covid-19 para ayudar a aquellos que están heridos de muerte?", se pregunta el director. "Si es así, espero que me estén leyendo, y que sean capaces de concebir el paisaje artístico como algo más que un 'proveedor de contenidos', más bien como un ecosistema que nos sostiene a todos".