Vivimos en un mundo que a menudo evade la conversación sobre la mortalidad, pero en Serenarte queremos tratar la aceptación de la muerte como parte de la misma vida.
Queremos crear un espacio para reflexionar sobre el fin de la vida.
Aceptar la muerte no implica rendirse ante ella, sino más bien reconocer su inevitabilidad como parte esencial de la experiencia humana. Esta aceptación conlleva a una comprensión más profunda de la vida misma y de su efímera naturaleza. Al aceptar la muerte, las personas pueden encontrar una mayor paz interior y una renovada apreciación por el tiempo.
Vivir el presente
A través de esta aceptación, se promueve una actitud de vivir en el presente y de valorar cada momento como único y valioso.
Este cambio cultural hacia la aceptación de la muerte desafía las nociones convencionales y fomenta una visión más serena y consciente de la existencia.
Además, nos recuerda la importancia de vivir auténticamente y de abrazar la totalidad de la experiencia humana, incluyendo su inevitable fin.