El inglés Roger Penrose, el alemán Reinhard Genzel, y la estadounidense Andrea Ghez, son los flamantes premios Nobel de Física 2020 por sus descubrimientos sobre los agujeros negros: probablemente los secretos más oscuros del universo. El hallazgo de un agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia y la constatación de que la formación de estos objetos es una sólida predicción de la teoría general de la relatividad, son los motivos por los que los investigadores se han hecho con el galardón de la Academia de Ciencias Sueca. Pero la carrera por descubrir más de estos misteriosos objetos no termina aquí y ahora nos acercamos un poco más a estos oscuros misterios que son fuente de apasionantes investigaciones, sueños y también de pesadillas.
¿Qué son exactamente? ¿De dónde proceden? ¿Cómo funcionan? ¿Y qué hay más allá de ese límite sombrío que marcan los agujeros negros? Respondemos a estas y otras preguntas en el tercer episodio de la segunda temporada de Toma la pastilla roja, el podcast de ciencia y ficción de Onda Cero (dirigido por Andrés Moraleda). Y lo hacemos acudiendo a la ciencia, para explicar estos misteriosos objetos, pero también recurrimos a la ficción, para imaginar lo que podría ocurrir en esos lugares a los que el saber científico todavía no ha podido llegar en el campo de los agujeros negros.
Para hablar de agujeros negros, pero también de agujeros de gusano o dimensiones alternativas/paralelas, hemos invitado a este episodio de Toma la pastilla roja a los científicos Mar Mezcua y José Luis Fernández Barbón. Mar Mezcua es astrofísica, investigadora en el Instituto de Ciencias del Espacio (perteneciente al CSIC) y su campo de trabajo está enfocado en agujeros negros supermasivos y de masa intermedia. José Luis Fernández Barbón es Doctor en física teórica por la Universidad Autónoma de Madrid, trabaja como investigador científico del Instituto de Física Teórica CSIC/UAM, ha trabajado como investigador en la Universidad de Princeton, la Universidad de Utrecht y la Universidad de Santiago de Compostela y ha sido investigador de plantilla de la división de física teórica del CERN.
BREVE HISTORIA DE LOS AGUJEROS NEGROS:
En el siglo 18, el astrónomo inglés John Michell y el científico francés Pierre-Simon Laplace, especularon con la existencia de unas estrellas tan grandes y pesadas que fueran capaces de que “la luz volviera hacia ellas como resultado de su propia fuerza de gravedad”. Sus investigaciones son el germen de los agujeros negros, pero estas estrellas oscuras se quedaron en el olvido hasta que alguien formuló una teoría capaz de demostrar su existencia.
En el siglo XX, en 1915, Albert Einstein formuló la teoría general de la relatividad, demostrando que la gravedad afecta al movimiento de la luz. Unos meses después, el teniente de artillería y astrónomo alemán, Karl Schwarzschild, resolvió las ecuaciones de Einstein y allanó el camino para lo que conocemos hoy como un agujero negro.
Aun así, los físicos, Einstein incluido, cuestionaron durante décadas la posibilidad de que estos objetos pudieran existir. Pensaban que las leyes de la física "conspirarían para que los agujeros negros nunca se pudieran formar en el mundo real". Hoy tenemos claro que existen, e incluso, podemos ubicarlos dentro de nuestra galaxia.