editorial

Los juzgados de Marbella han recuperado completamente la normalidad tras la pandemia.

En su más amplío sentido. Todo vuelve a ser como antes, a excepción de, también aquí, aquello a lo que el estado de alarma nos medio obligó y, ¡a la fuerza ahorcan! empieza a quedarse poco a poco: el teletrabajo o más bien en este caso, las intervenciones telemáticas. Es el único cambio. Y para bien.

El resto, pues eso. Juzgados saturados, en pésimas condiciones, dispersos, menos de los que necesita Marbella para dar un servicio óptimo y costando además dinero porque son sedes alquiladas. O sea, esperando como agua de mayo, perdonen el lugar común, el Palacio de Justicia.

Claro que también podíamos estar peor. El municipio es, de hecho, el que mejor está de la zona, según cuentan los profesionales.

No parece tan difícil.

Vuelve un vivero a la cabeza de la actualidad en Marbella. Pero ahora en su significado original: “terreno al que se trasplantan desde la almáciga los árboles pequeños, para transponerlos, después de recriados, a su lugar definitivo”. Es la primera acepción de la RAE. Si quieren, en lenguaje más sencillo, un lugar en el que se producen plantas.

Y siguiendo el hilo que nos deja el verbo producir, se trata de eso, de que el Ayuntamiento de Marbella en este caso genere sus propias plantas y flores, que tanto emplea en lo que se llama ornamentación de la ciudad.

La idea parece sencilla y fácil de entender: ¡para qué voy a gastarme dinero en comprar algo que puedo “fabricar” yo mismo! Y si además, lo que me cuesta construir el vivero lo amortizo en menos de un año, pues poco más que añadir.

No parece tan difícil.

Están los equipamientos sanitarios que se quitan el protagonismo unos a otros en Marbella; la ampliación del hospital Costa del Sol quedó eclipsada hace un par de semanas por el comienzo de las obras del centro de salud de Ricardo Soriano, que ahora bajan de escalón por el anuncio de que el consultorio de Nueva Andalucía pasará a engrosar la lista de ambulatorios gracias a una obra de ampliación; de gran ampliación, porque su superficie aumenta un 260%, en lógica con ese salto cualitativo que da, claro.

Todo lo que sea más atención sanitaria será bienvenido. Luego está cómo tenerla. Vuelve el Ayuntamiento a escoger la fórmula de acometer una obra competencia de la Junta de Andalucía, como ya hiciera con el antes referido centro de Ricardo Soriano. Antes, empleó ese método el consistorio esteponero para levantar el CHARE.

Ahí está la duda. Si el interés general debe primar sobre asignaciones estatutarias o si éstas están para algo.

No parece tan difícil.