editorial

La semana pasada el vuelco de un camión obligó a cortar un carril de la A7 a la altura de Cala de Mijas; resultado: 10 kilómetros de retención.

Hace tres semanas, lo recordarán mejor, otro accidente de un camión, en este caso, de basuras, se tradujo en el corte de los dos carriles de la circulación en sentido Cádiz. Esa vez la hilera de coches llegó a los 13 kilómetros, y eso que el siniestro fue a primera hora de la madrugada. Luego se prolongó hasta las dos de la tarde.

Y si tiran de hemeroteca o de memoria, les saldrán varios sucesos del mismo estilo ocurridos en los últimos 15 años. En todos ellos apareció la petición de que se abrieran las barreras del peaje para agilizar el tráfico. En todos ellos la respuesta fue la misma.

El procedimiento llevará su tiempo y puede que cuando pudiera liberarse la carretera de pago ya no sirviera para nada, pensarán algunos, seguramente con razón. Para evitar ese retraso burocrático, lo que puede hacerse es establecerlo como norma; que cada vez que haya una situación excepcional como las que recordábamos, la concesionaria deje el paso libre. Y eso va a pedir el PP este viernes en el pleno de mayo.

Luego habría que solucionar lo del cuello de botella que se forma en algunas salidas como la del peaje de San Pedro Alcántara, pero será en otro momento.

No parece tan difícil.

Se acabaron los atascos por las obras de las jardineras en la mediana de la conocida como Milla de Oro. Ya llegarán de nuevo cuando se continúe la actuación hasta Puerto Banús.

Pero hasta entonces, han terminado los trabajos del primer tramo programado en ese proyecto de separar físicamente y no sólo con líneas pintadas los dos sentidos de la circulación de la Nacional 340. Han acabado, noticia, de las buenas, antes del plazo estimado; más de un mes ¡eh! ¿Cómo lo han hecho? Pues según explican en el Consistorio, laborando de noche y también en sábado.

Resultado: una especie de Sunset Bulevar, con sus palmeras -de varios tipos- y el colorido que le dan al algo más de un kilómetro de nuevas jardineras, las especies plantadas.

Y se acabaron también las imprudencias en ese tramo; imposible hacer un cambio de sentido como muchos hacían, porque yo lo valgo y lo hago aquí mismo; y más complicado al menos que antes lo de cruzar la calzada sin dar unos pasos más y hacerlo por un paso de peatones.

No parece tan difícil.

Hay espacio en Marbella para responder a las necesidades de vivienda que se va a encontrar la ciudad de aquí a 2027.

Hay capacidad de sobra, de mucha sobra, para garantizar el desarrollo demográfico del municipio.

Un documento que encargó el Ayuntamiento en marzo pasado y que acaba de terminarse, dice que en esos próximos años, la demanda de nuevas casas está en algo más de 3.000 en cuanto a la vivienda libre, y en unas 700 en cuanto a la protegida. Y ahora mismo hay disponibilidad para 4.500 en total. O sea, para muchas más de las necesarias.

Y del aumento de población estimada, de población de derecho estimada, que está en 3.500 habitantes en el periodo contemplado, llega lo que es una confirmación más de la gran cantidad de segunda residencia que hay en el municipio. Porque haciendo la cuenta de la vieja, con la media de unos dos habitantes y medio por cada inmueble, resulta que hay casi 10.000 personas en realidad que requerirán de una vivienda; 6.500 más de las que a priori se empadronarán.

No parece tan difícil.