El Rincón de pensar

Cada fin de semana llega la cita con nuestro grupo de amigos o conocidos para tomar algo en un bar. Se piden bebidas, raciones, platos, café, postres... Cada uno pide lo que considera. Pero siempre hay alguien que consume más que los demás o que se pide el plato más caro. Al igual que siempre hay alguien que opta por tomar un agua con gas o prescindir del postre o el café. Hasta aquí todo normal, pero ¿Qué ocurre cuando llega la cuenta? Se abre el debate ¿hay que pagar a pachas o cada uno lo que consume? Tú qué opinas

Llega el final de curso y con él las notas de los alumnos. Como cada año, los padres se plantean si es conveniente o no premiar con un regalo las buenas notas de sus hijos. Algunos consideran que es su responsabilidad y, por lo tanto, la recompensa son las propias notas. Otros, entienden que tanto esfuerzo merece un premio y les regalan una bicicleta, una videoconsola o un móvil de última generación. Pero ¿nos estamos pasando con los regalos ostentosos a nuestros hijos? ¿Dónde está el límite?

Arreglar una persiana, cambiar un enchufe, sustituir un grifo o restaurar una cómoda. Hay personas que tienen una habilidad extraordinaria para arreglar cualquier cosa mientras otras son unas auténticas manazas que destrozan todo lo que cae en sus manos. La pandemia del coronavirus ha hecho que pasemos más tiempo en casa ocasionando mayores desperfectos en su interior. Ante una avería, ¿eres de los que te pones a manos a la obra o prefieres llamar a un profesional? ¿En qué grupo te encuentras?