DESDE CUBA
28/11/2016 08:12
Recién iniciado el tercer día de luto por Fidel Castro y sin que alcance a percibirse, aún, en la vida cotidiana de esta ciudad, el duelo colectivo. Será porque la procesión va por dentro, o será porque hay mucha menos procesión de la que el gobierno predica, pero en las calles de La Habana la vida no ha cambiado desde el viernes por la noche. Se cuenta aquí que los bares y los clubes nocturnos que estaban abiertos cuando Raúl comunicó en televisión la muerte del dictador que le precedió (y le ungió) como dictador sucesorio, siguieron con la música y las copas como si nada, en realidad, hubiera sucedido. Quizá por ello las órdenes cursadas a la población para secundar el duelo incluyen la prohibición de escuchar música alegre y de beber alcohol hasta el domingo. Y a pesar de eso se oye música en los coches de La Habana y se sirve alcohol, sin admitirlo, a quien desee tomarse un lingotazo.