Héroes y villanos

No es fácil hablar de alguien al que admiras. A tu cabeza acuden cientos de momentos, emociones y recuerdos que se agolpan y anulan cualquier discurso coherente. Y es curioso, porque en estas situaciones todo nuestro esfuerzo gira entorno a una sola idea: convencer al resto de que lo que a ti te gusta tiene que gustarles a ellos también. A veces, incluso, vamos más allá. Casi sin darnos cuenta, su nombre se cuela en cualquier conversación, poco a poco notamos cómo los demás nos miran raro, empezamos a resultar molestos y olvidamos, de repente, lo que realmente importa porque sólo tenemos ojos para mirarnos en su espejo. Finalmente, cuando sentimos el aislamiento, nuestra existencia ha quedado reducida a su cruel dictadura. Igualito que una droga. Fanatismos… qué miedo dan. Algo parecido me pasó con este tipo hace unos años y juro por lo más sagrado que lo estaba dejando hasta que llegó a mis manos El universo DC de Alan Moore. Adiós terapia...

No es fácil hablar de alguien al que admiras. A tu cabeza acuden cientos de momentos, emociones y recuerdos que se agolpan y anulan cualquier discurso coherente. Y es curioso, porque en estas situaciones todo nuestro esfuerzo gira entorno a una sola idea: convencer al resto de que lo que a ti te gusta tiene que gustarles a ellos también. A veces, incluso, vamos más allá. Casi sin darnos cuenta, su nombre se cuela en cualquier conversación, poco a poco notamos cómo los demás nos miran raro, empezamos a resultar molestos y olvidamos, de repente, lo que realmente importa porque sólo tenemos ojos para mirarnos en su espejo. Finalmente, cuando sentimos el aislamiento, nuestra existencia ha quedado reducida a su cruel dictadura. Igualito que una droga. Fanatismos… qué miedo dan. Algo parecido me pasó con este tipo hace unos años y juro por lo más sagrado que lo estaba dejando hasta que llegó a mis manos El universo DC de Alan Moore. Adiós terapia...

El hecho de ser el creador de títulos tan exitosos como ‘The Walking Dead’ o ‘Invencible’ te abre ciertas puertas a las que otros ni siquiera podrán llamar. Eso es lo que le ha pasado a Robert Kirkman. El suyo se ha convertido en uno de los nombres más destacados del mundillo del noveno arte –pese a algún que otro patinazo- y eso le ha permitido, por ejemplo, tener su propio sello editorial dentro de Image Comics. Un sello que ha bautizado con el nombre de ‘Skybound’, en el que puede apostar y apuesta por jóvenes talentos. Y eso es lo que ha hecho con ‘Witch Doctor’, que en España publica Planeta DeAgostini Cómics.