Julián Cabrera

Julián Cabrera pone epílogo a una semana en la que le escenario político no ha dejado de brindarnos paradojas y hasta situaciones surrealistas, todas ellas bañadas en aromas electorales. Hemos visto a un presidente del Gobierno comparecer en el parlamento para tratar la relación con Marruecos y, sin embargo, ningunear a tamaña cuestión para sacarse de la chistera más propuestas electorales sobre vivienda. También habla sobre la reforma de la lay del 'solo sí es sí' y la carrera de cuádrigas con cuchillas en las ruedas entre la izquierda podemita y la de Sumar de Yolanda Díaz.

Julián Cabrera pone epílogo a una semana en la que, entre velas y pasos de procesiones, la actualidad ha seguido abriéndose paso. Hemos visto, por primera vez en la historia, a un presidente norteamericano imputado ante la justicia con el siguiente combustible mediático que, de rebote, le ha supuesto para Donald Trump. También habla de la precampaña en España con los datos del paro positivos pero bajo sospecho de la forma de medición y el escándalo de Ana Obregón.

Julián Cabrera pone epílogo a una semana en la que se oficializaba la moción de censura con la que Vox pretende recuperar el aliento tras haber entrado en un bucle de melancolía con las elecciones andaluzas y una puesta Olona que salió rana, y aprovechando el narcisismo y humana vanidad del nonagenario profesor Tamames que se ha prestado a protagonizarla. Dirá verdades como puños pero, esta operación política, tal vez no era lugar. Además habla sobre la reforma de las pensiones como un parche electoral.