La carta de Ónega

Buenas noches, calendario. Eres--¿cómo te lo diría?—una cosa que suena a antigua, como de cocina de casa de aldea, colgado allí, con imágenes más o menos hermosas, el nombre de una empresa comercial y los domingos y los festivos escritos en rojo.

Fernando Ónega dirige su carta, en La brújula, a todas las mujeres que alguna vez han sufrido violencia. Se dirige a Diana Quer, a Nadia Otmani, que se ha enfrentado a Ortega Smith, a todas aquellas mujeres que han sido violadas, y también a los niños que quedan huérfanos. "Esta noche me sumo a tus quejas y también te digo, no pases ni una, mujer", afirma.

Buenas noches, León. Perdóname, pero ya no puedo decir tu nombre sin llamarte madre. Ya no puedo dirigirme a vosotras, leonesas, sin llamaros hermanas. Ya no puedo dirigirme a vosotros, leoneses, sin llamaros hermanos. Es que vuestra Diputación me hizo Hijo Adoptivo de la Provincia y a veces dudo si soy de Lugo o soy de León, que al fin y al cabo nos une San Froilán.