Nicky Hayden

Aún con ese pellizco de tristeza con la desgracia de Nicky Hayden, un piloto acostumbrado a velocidades de más de 300 km/h y que ha ido a estampar su vida en el parabrisas de un conductor despistado que lo atropelló cuando entrenaba en bicicleta. Es la moraleja o la burla que nos hace la vida pero deja claro que por mucha velocidad que le pongamos nunca podemos pasar de largo el destino.

Aún con ese pellizco de tristeza con la desgracia de Nicky Hayden, un piloto acostumbrado a velocidades de más de 300 km/h y que ha ido a estampar su vida en el parabrisas de un conductor despistado que lo atropelló cuando entrenaba en bicicleta. Es la moraleja o la burla que nos hace la vida pero deja claro que por mucha velocidad que le pongamos nunca podemos pasar de largo el destino.