Reportaje

No ha llegado todavía pero lleva oliendo a Navidad desde hace mucho. Oliendo y luciendo. De hecho, en realidad no empieza hasta el mismo 24 de diciembre, con la Misa del Gallo y acaba, por terminar con la aclaración, el primer domingo después de Reyes, esta vez, por tanto, el 7 de enero. Luego está la realidad. Ésa a la que nos arrastra el paso de los años y que sitúa el inicio mucho antes, sin que esté por otra parte redondeado en el calendario.

Pero resiste la tradición. Conviven las viejas costumbres con los nuevos tiempos. Y aquí en Marbella esos fortines son sobre todo dos: los nacimientos o pesebres, como gusta llamarlos; y los roscos de vino.

Marbella tiene viviendas libres. Existe lo que la empresa UVE Valoraciones llama “superávit” de inmuebles en el municipio, aunque es un concepto que chirría a colectivos expertos en urbanismo de la ciudad como el Instituto Español de Estudios de Urbanismo, que acaba de cambiar de nombre y ya no es la Fundación Formación y Desarrollo Urbanístico, FYDU.

Y no se trata sólo del municipio, sino de lo que el INE denomina “área funcional de Marbella” que incluye a Fuengirola, Mijas, Ojén, Istán, Guaro y Monda.