El Atlético de Madrid ya imagina un futuro a corto plazo sin violentos en el fondo sur del estadio Metropolitano. El club trabaja desde hace tiempo en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y ha conseguido estrechar el cerco para identificar y expulsar a los miembros más violentos del grupo ultra gracias, en gran parte, a la colaboración de todos los sectores de la entidad, incluidos los aficionados que denuncian internamente conductas injustificables en los desplazamientos del equipo.
Muchos trabajadores, directivos o peñistas que se han mostrado inflexibles ante los radicales han sufrido amenazas e insultos, en persona o a través de las redes sociales, al igual que han sido protagonistas de diferentes pintadas dentro y fuera del estadio. Uno de los últimos episodios, muy desagradable, lo sufrió el hijo de un dirigente rojiblanco, que vio como varios ultras se dirigieron a él tras identificarlo en una terraza de Oviedo, a donde había viajado con motivo del partido de Copa del Rey disputado hace unas semanas, y tuvo que escuchar todo tipo de insultos. No es la primera vez que un familiar es increpado o sufre amenazas, pero esto ha acabado definitivamente con la paciencia de todos en los despachos.
El club ya expulsó al Frente Atlético como peña oficial en diciembre de 2014, después de que la Policía identificara como miembros del grupo ultra a las personas que participaron en los gravísimos hechos que tuvieron lugar en Madrid Río, una pelea multitudinaria que acabó con un hincha del Deportivo de la Coruña muerto en los alrededores del Vicente Calderón. Pero los dirigentes estaban atados de pies y manos ante la imposibilidad de disolver al Frente, en términos legales, como asociación privada.
Casos recientes
Miembros del Frente profirieron insultos racistas con los jugadores del Real Madrid Peter Federico y Marvel, en el derbi juvenil de la Youth League hace menos de un año. La Uefa cerró parcialmente el fondo sur del Metropolitano como castigo porque varios ultras rojiblancos realizaran el saludo nazi en Manchester. Y al mismo grupo atribuyó la Policía el muñeco ahorcado colgado de un puente con la camiseta de Vinicius, antes del último derbi madrileño.
La actitud de la inmensa mayoría de los aficionados rojiblancos ha pesado mucho en los últimos meses. Casi nadie en el estadio esconde ya su rechazo a los ultras, que volvieron a ser silbados en el último partido, como una demostración de que ellos no representan ni al Atlético de Madrid ni a sus valores. Ni la huelga de animación ni la supuesta defensa del escudo influyen en el resto de la afición.
Responsables de seguridad del conjunto colchonero trabajan ya en el próximo escenario: Una grada de animación sin violentos para que nadie pueda utilizar el nombre del club para sembrar el caos en las inmediaciones del Metropolitano, en los desplazamientos o en cualquier acto que tenga como protagonista al Atlético de Madrid.