Las niponas habían trabajando todo el compromiso por el gol y no lo consiguieron hasta el minuto 102 porque la arquera Eunate Astralaga había sido una muralla difícil de superar y la responsable de mantener a las europeas con posibilidades tras tener una presentación llena de altibajos, en la que no fue más que su rival.
No fue un buen primer tiempo para las ibéricas. Muy rápido las japonesas empezaron a incomodar y les quitaron la pelota para dejar como anécdota la intención que Lucia Corrales de poner algo de picante en el área. Fue tomando forma el duelo entre Manaka Matsubuko y Sandra Villafañe cuando las asiáticas fueron metiendo en sus campo a las rivales en medio de un partido sin brillo. Cualquier asomo de La Roja o intento de armar una salida rápida era controlado por las japonesas con su orden táctico. Lo sintió en carne propia Sara Ortega cuando quiso comandar una contra y las rivales armaron un dispositivo para ahogar esa intención.
La portera Astralaga fue la heroína que aguantó cuando en pelota quieta Japón estuvo a nada de abrir el marcador, primero con Rio Sasaki y después ante Aemu Oyama en dos acciones consecutivas al minuto 32. Las europeas tuvieron un momento de lucidez con buena secuencia de pases para inquietar a la arquera Akane Okuma con el remate de Julia Bartel y Jone Amezaga para que empezara a tomar color la presentación de las dirigidas por Sonia Bermúdez.
Ya para la segunda parte fue más disputada la historia y España tuvo mayor posesión, pero pecó en la definición porque su mejor opción, un disparo de Corrales, terminó en un postazo para tranquilidad de las japonesas, que empezaron a tomar precauciones ante la reacción de las rivales, que empezaron a sacar a ataque a las laterales. No obstante, que se elevara el protagonismo de las ibéricas no significó que las dirigidas por Michihisa Kano dejaran de buscar el arco de Astralaga, a la que le tocó resistir cuando fueron llegando los remates de Muki Hayama, Matsukubo y Maya Hijikata, conseguidos con base en la movilidad y la velocidad en sus acciones colectivas.
A tres minutos del final, La Roja pudo haber atestado el golpe, pero Amezaga no alcanzó a resolver ante el cierre oportuno de Sasaki para corregir un mal movimiento de la defensa. Después, fue influyente cuando se lanzó al ataque en una de las últimas jugadas del tiempo reglamentario con un centro que exigió la intervención de Astralaga, figura del partido a esta altura.
La prórroga fue más de lo mismo. Lo mejor en el área lo puso en el área, pese a que en una pelota quieta con Vignola vino un borbollón en el terreno rival en el que pasó de todo, pero no consiguieron las españolas finalizar. La respuesta de las niponas vino con el disparo de Shiragaki y luego vino el momento de Yoneda en una pelota quieta cobrada por Sasaki que nadie de España atacó. Después del mazazo del 1-0, las campeonas, con amor propio y garra, buscaron igualar con un disparo de Judit Pujols y un cabezazo defectuoso de Erila González, al no poderle entrar bien al balón. Matsubuko también tuvo su oportunidad, mientras sobre el final Nahia Aparicio apostó a la épica en la media distancia.
