El domingo, en torno a las 10:30h París, España y el mundo del bádminton se paralizaron. Carolina Marín volvía a romperse la rodilla derecha. Otra vez, la tercera en concreto. Además, en el peor momento, a tan solo 11 puntos de volver a meterse en una final olímpica. Su rodilla dijo basta.
He Bing Jiao, reflejo del espíritu olímpico
He Bing Jiao fue la primera persona junto con Fernando Rivas, el entrenador de Carolina, que supo lo que pasaba. La deportista china le hizo un gesto con las dos manos al juez para que parara el partido y no metiera prisa a Carolina, consciente de la gravedad del momento. Aunque Marín intentó continuar, no pudo.
Entre lágrimas y antes de abandonar el pabellón, abrazó a Bing Jiao para desearle suerte en la final y que jugara bien, dicho por ella misma en una rueda de prensa posterior.
Hoy, He Bing Jiao no ha podido ganar a la surcoreana An Se-Young en la final, pero ha conseguido una victoria mayor: la del espíritu olímpico de He Bing Jiao al posar en el podium tras el reparto de medallas, ha sostenido en una mano su medalla de plata y en la otra un pin con la bandera española, como gesto hacia Carolina Marín, haciéndole partícipe de este triunfo. Un verdadero ejemplo de los valores de los Juegos Olímpicos.
Adiós al sueño de Carolina de repetir el oro olímpico
Carolina Marín dominaba la semifinal ante He Bing Jiao con claridad. Se había impuesto claramente en el primer set por 21-14 y en el segundo iba camino de repetir la misma gesta, ya que lo ganaba por 10-7. Entonces, tras un mal apoyo cayó al suelo. El pabellón se quedó en silencio, solo roto por los gritos y llantos de la onubense.
Carolina, haciendo gala de su fuerza, intentó volver a jugar, se puso una rodillera e intentó seguir, pero no pudo. Dijo adiós y pidió perdón entre lágrimas, bajo una atronadora ovación de un pabellón que, seguro, pensaba en lo cruel que es, a veces, el deporte.
El calvario de Carolina Marín
En 2019, la deportista onubense se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha mientras disputaba el Masters de Indonesia. En 2021, ya recuperada, el destino volvió a mostrarle su peor cara. A solo un mes de los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 se rompió el ligamento cruzado y dos meniscos de la rodilla izquierda. Adiós al sueño de repetir el oro olímpico.
Este año iba directa a repetir la gesta de Río 2016, consciente de que, a lo mejor, era su última oportunidad. Pero la crueldad del destino volvió a cruzarse en su camino, dejándola a 10 puntos y dos sets de lograrlo.