La organización agraria COAG ha alertado de una "bajada generalizada" de los precios hortícolas "en plena campaña" con desplomes de "entre el 70 y 80 por ciento" respecto a los precios que se manejaban a finales de 2023 en productos como tomate y pepino, cuyo "derrumbe" en las cotizaciones han llevado a precios de 50 céntimos de euro por kilo para ambos cultivo.
Según ha indicado la patronal agraria en una nota, la tendencia a la baja que se instauró la semana pasada, entre el 15 y 20 de enero, de modo que "se está intensificando durante los primeros días" de la presente "alcanzando ya precios por debajo de costes de producción en algunos cultivos", según han advertido antes de avisar sobre una tendencia que se extiende también en pimiento verde y calabacín.
El secretario provincial de COAG y responsable estatal de Frutas y Hortalizas, Andrés Góngora, ha hecho un llamamiento "de contención" a la comercialización para que "no se dejen llevar por este movimiento que no encuentra una justificación sobre la producción", según ha estimado.
"Estas fluctuaciones no se sustentan sobre una justificación sólida, a pie de campo. La verdad es que la subida de temperaturas no es un argumento sólido pues cerramos el año con una cantidad de producto afectado por varios problemas, como por ejemplo la virosis. Por otro lado, en Centroeuropa se encuentra en este momento 'congelada', sin producción", ha detallado el representante de COAG.
Góngora considera esta caída de precios se debe a un "movimiento que es más especulativo que otra cosa" ya que, si bien admite que la producción ha experimentado un aumento, este incremento "no es suficientemente fuerte como para justificar la brusca bajada de precios". "Exigimos que no entren en el juego de tirar todavía más los precios", ha pedido a las comercializadoras.
Para COAG, las dinámicas de la comercialización y la distribución agroalimentaria "no son del todo transparentes ni accesibles". El canal comercializador opera en la actualidad a través de programas que cierra con los supermercados y las cadenas agroalimentarias.
"Estos programas de comercialización establecen una planificación que repercute sobre el precio y también sobre el volumen que se va a manejar de cada cultivo, obligando al agricultor, en última instancia, a organizar sus cosechas de acuerdo a los términos que se hayan negociado en el mencionado programa", han explicado.
El secretario provincial de COAG considera que "es difícil de entender cómo este sistema, tan programado y bien atado, se volatiza ante un leve aumento de la producción y ocasiona un desplome en los precios cuando para lo que en realidad fue creado es precisamente para lo contrario".
"Lo que se esconde detrás de estas prácticas es la venta 'a resultas'", ha añadido Góngora, para quien hay que "perseguir estas prácticas" que están "prohibidas expresamente en la Ley de la Cadena".
IMPORTACIÓN DE TERCEROS PAÍSES
Otro de los factores que, a juicio de COAG, juegan un papel "determinante" en las fluctuaciones de precios de la agricultura almeriense son las importaciones de terceros países que, "estratégicamente son inyectadas en el mercado a criterio y conveniencia de las empresas de distribución agroalimentaria".
"Las repercusiones de esta situación son especialmente devastadoras para nuestro sistema productivo al encontrarse el mismo híper restringido normativamente tanto desde un punto de vista agrícola como comercializador. La escalada de las importaciones experimentada en la última década, deja al agricultor español maniatado y sin posibilidad de reacción ante amenazas como las fluctuaciones en los precios", ha dicho el secretario provincial.
Con ello, ha exigido al Ministerio la puesta en marcha de un sistema de control "efectivo" sobre las aduanas y los aranceles, mientras que a la Junta ha urgido a un mejor control sobre el etiquetado de los productos. "Las importaciones de productos agroalimentarios no pueden gestionarse de modo arbitrario o imparcial", ha añadido antes de urgir una regulación mas exhaustiva.