El partido de este fin de semana, en el que hay en juego algún puesto arriba o abajo en la tabla clasificatoria, que es válido para obtener un mejor reparto económico por el dinero audiovisual, podría pasar a la historia por ser el último en el que Diego Martínez se sienta en el banquillo como entrenador del Granada CF. El dinero para cualquier club es necesario, para cualquier persona también, pero este año parece que es especialmente imprescindible para que el club de Los Cármenes pueda llevar a cabo la remodelación imprescindible de una plantilla, que perderá piezas importantes de su tablero futbolístico. Pero si la economía es capital, para la institución parece no ya importante sino imprescindible la figura de su técnico. El Granada CF lleva muchos años acostumbrada a que su entrenador lo resuelva todo. Diego Martínez ha convertido en oro lo que simplemente era un metal de calidad. La propiedad lo sabe y justamente por ello está llevando a cabo dos cosas a la vez, una más recomendable que otra: ofrecer la continuidad mediante una oferta económica mareante y la segunda, mucho menos agradable, esperar por Diego hasta el límite de lo recomendable. Otros muchos presidentes y clubes hubieran "pasado" de alguien que ha decidido dar la respuesta demasiado tarde, unos plazos que en el mundo del fútbol profesional están prohibidos.
Pero los dados ya están en el aire. Esperemos acontecimientos.
