Los problemas de índole mental, y más concretamente la depresión, se encuentran entre los más prevalentes dentro de la población adulta española. De hecho, un informe de 2023 promovido por la Confederación Salud Mental España revela que 40% de los españoles opina que su salud mental no es buena, y casi un 60% se siente temeroso, preocupado, deprimido o triste.
Este próximo sábado 13 de enero se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, un problema de salud mental que no es patrimonio exclusivo de adultos o personas mayores, sino que también afecta de manera muy prevalente a niños y adolescentes. Aterrizando aún más estos datos, se estima que uno de cada 20 niños o adolescentes padecerá un episodio depresivo antes de cumplir los 19 años.
Pero, como en cualquier otra patología, la clave para evitar o minimizar los efectos de la depresión infantil y de la adolescencia se encuentra en las fases de diagnóstico y tratamiento, y es que en palabras del Dr. Fernando Orellana, psiquiatra infantil de la Unidad de Salud Mental Infantil, Neurodesarrollo y Atención Temprana (USMIN-AT) del Hospital Vithas Málaga «según algunos estudios, la depresión en general, y más aún en la población infantil y adolescente, tiende a ser infradiagnosticada y, por tanto, no tratada en hasta la mitad de los casos».
Síntomas comunes a los adultos y otros propios de la edad
Más allá de otros tipos de trastornos del humor que pueden afectarles, como la depresión mayor, la distimia (una especie de depresión “ligera” pero cuya duración es mayor), o el trastorno bipolar, investigaciones recientes han desvelado que los niños y adolescentes que padecen algún tipo de depresión, en ocasiones presentan síntomas parecidos a los de los adultos, pero también padecen otros específicos y diferentes según la edad.
Para el Dr. Orellana «es muy importante que padres, familiares, educadores y profesionales sanitarios especialistas sepan identificar o sospechar los síntomas de la depresión infantil y de la adolescencia para poder detectarla de manera prematura». Entre estas señales de alarma se encuentran algunas como:
1. Aburrimiento persistente.
2. Tristeza frecuente o episodios de llanto.
3. Aislamiento social o falta de comunicación.
4. Sensibilidad extrema al rechazo o poca resistencia ante los fallos o errores.
5. Irritabilidad elevada, ira u hostilidad extrema.
6. Olvidos y despistes.
7. Pérdida de interés y de disfrute con las actividades.
8. Pensamientos delirantes.
9. Conversaciones o ideas acerca de escaparse de casa.
10. Pensamientos o expresiones sobre la muerte o intención de suicidarse activa o pasivamente.
Una vez identifiquemos alguno de estos síntomas, el especialista de Vithas Málaga incide en que «el diagnóstico y tratamiento de los niños con depresión debe realizarse por parte de un equipo de profesionales con experiencia en esta enfermedad y siempre mediante una entrevista clínica. Es una patología relativamente frecuente, cuyos resultados suelen ser muy positivos siempre se realice un enfoque y tratamiento correctos. Además, el trabajo coordinado con los padres o familiares es clave para conseguir solucionar el problema».
Tratamiento para la depresión infantil y de la adolescencia
Al igual que sucede con otro tipo de trastornos mentales, el tratamiento de la depresión infantil y de la adolescencia debe ser integral, es decir, que abarque tanto al propio niño o adolescente como a su familia y entorno más cercano. «Es lo que se conoce como modelo biopsicosocial» recuerda el psiquiatra infantil de la USMIN-AT, única unidad integral de psiquiatría infantil privada de Andalucía, y dirigida por la Dra. Marina Romero.
En este sentido, los especialistas plantean un tratamiento que combine los siguientes elementos:
· Psicoeducación. Esta parte es fundamental para que tanto el paciente como sus padres conozcan en qué consiste la depresión, el plan terapéutico a seguir y sus objetivos. «De esta forma conseguiremos mejorar la adherencia de unos y otros al tratamiento y abordar creencias o mitos respecto a la depresión», insiste el especialista.
· Psicoterapia. Las diferentes técnicas de psicoterapia forman parte clave del tratamiento de la depresión leve, moderada o grave y mediante ellas se tratan de forma individual, grupal o familiar los aspectos cognitivos, conductuales, emocionales y relacionales que pueden verse afectados en el cuadro depresivo. «Son tratamientos que se realizan mediante varias sesiones para poder consolidar el efecto y para que los cambios conseguidos perduren en el tiempo», afirma el Dr. Orellana.
· Farmacoterapia. El uso de medicamentos estará únicamente indicado en casos de depresión infantil moderada o grave junto a la anteriormente mencionada psicoeducación, o en aquellos casos que no han respondido al tratamiento psicoterapéutico. Los antidepresivos que han demostrado en estudios científicos ser eficaces en niños y adolescentes con depresión son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) como la fluoxetina. «Hay que recalcar que estos fármacos no son drogas, y no crean dependencia o adicción, ni cambian la personalidad del niño» concluye.
En resumen, el diagnóstico y abordaje de la depresión infantil debe incluir a diferentes actores, quienes de manera coordinada deberán jugar un importante papel para que la depresión deje paso lo antes posible a los retos e ilusiones propios de la infancia y la adolescencia.