Es como si los hoteles de Marbella lo hubieran estado esperando toda su vida. Porque ya son ocho los que han cogido la mano que la Junta les tendió hace algo menos de dos años para que pudieran ser más grandes siempre que persiguieran tener más categoría, lo que en líneas generales se traduce en más calidad, mejores servicios y mejor imagen en definitiva para la ciudad.
Ocho, decíamos. El último además es uno de los históricos. 64 años tiene. Entre 65 y 66 tendrá cuando reabra. El nuevo hotel Guadalmina -está por ver si conserva el nombre- aumentará la lista de los establecimientos del más alto nivel, contribuyendo de paso a que el municipio siga a la cabeza de Europa; no hay tantos cinco estrellas gran lujo por habitante como en Marbella, dijo ayer la alcaldesa al presentar el proyecto.
A simple vista, todos ganan; o ganamos. A esa mejor imagen y más calidad que apuntábamos, se une más capacidad para turistas, que serán, conforme a la categoría del hotel, como los que buscan tanto los propios establecimientos como el Ejecutivo. La obra, que conlleva una importante inversión, tomando como referencia la cantidad empleada por otros, creará nuevos puestos de trabajo.
Todo esto, naturalmente, a priori, en teoría y sobre el papel.
