Conviene hacer una matización o aclaración antes de entrar en más detalles y conclusiones; la misma que ha hecho el director de la entidad andaluza, Enrique Navarro: no hay manera objetiva ahora mismo de saber cuántas Viviendas de Uso Turístico hay en Marbella. Porque existe una diferencia importante entre los datos del registro de la Junta de Andalucía y los extraídos del INE y el “big data”. De los primeros se sabe que están sobredimensionados en un 30 ó 40%. De los segundos, que se quedan por debajo en una horquilla de entre el 20 y el 30. Seguramente, la realidad esté a mitad de camino, una vez depuradas las cifras pero no se puede constatar con un mínimo de rigor.
Pero sí sirven para estudiar la evolución de las Viviendas de Uso Turístico y es clara y contundente: han aumentado un 349% desde 2017 si se toma como referencia la registradas. No hay datos desde ese año de las comercializadas.
También se puede hacer una radiografía sobre los alojamientos: la mayor concentración se detecta en el centro histórico y en Puerto Banús; abundan en las zonas cercanas a los campos de golf; predominan las viviendas completas, con capacidad para entre 2 y 3 habitaciones, grandes en superficie y gestionadas por particulares. Su evaluación media es de 4,8 sobre 5, aunque esta nota promedio se ha sacado de pocas casas, según ha aclarado Navarro. Pero no todo es así de bueno o como parece de bueno, porque el informe incluye un estudio cualitativo que denota ese problema generalizado y comentado de las consecuencias en el acceso a una vivienda para vivir en la ciudad.
Y estos datos sugieren ciertas medidas que el Instituto Andaluz de Investigación e Innovación en Turismo ha trasladado al Ayuntamiento de Marbella, como por ejemplo zonificar el municipio a la hora de delimitar el número de viviendas turísticas porque Marbella presenta realidades muy diferentes. Lo ha explicado Manuel Moreno, otro miembro del instituto que ha elaborado el informe.
Ha recomendado también el instituto evitar que haya Viviendas de Uso Turístico en las plantas bajas porque pueden dañar al comercio local, no permitir que todo un edificio se destine a este tipo de alojamientos por la posible pérdida de identidad de la zona, que los ciudadanos participen en una posible y futura ordenación, y elaborar un censo local, como ya existe en otros lugares.
Recibidas las recomendaciones, de momento, el consistorio coincide en que no haya alojamientos así en las plantas bajas y tendrá en cuenta ese registro local, para, sobre todo, saber cuántas Viviendas de Uso Turístico hay de verdad en la ciudad, ha señalado la alcaldesa, Ángeles Muñoz.
Tiene en este sentido ciertas dudas AVVA Pro, la asociación de profesionales de viviendas y apartamentos turísticos de Andalucía, por cómo pueda encajar en el ordenamiento jurídico europeo. Pero por lo demás, el colectivo ha valorado el contenido del informe porque grosso modo, está en la misma línea de que lo lleva argumentado tiempo: las viviendas que parecen no son las que hay, ha señalado el presidente Juan Cubo.
Parece claro que la clave está, primero de todo, en saber cuántas Viviendas de Uso Turístico hay en el municipio realmente y cómo están distribuidas, para después actuar o no.