El cáncer de ovario supone el 3% de los tumores malignos y es el cuarto tipo de cáncer más común en mujeres. Según las estimaciones de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) que publica la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) durante este año 2024 se diagnosticarán más de 3700 casos en España. Y aunque existen varios tipos de cáncer de ovario, los más frecuentes son los conocidos como carcinomas epiteliales, los cuales se producen en las células que recubren la superficie externa del ovario y que representan el 85-90% del total de casos detectados.
El cáncer de ovario no suele producir síntomas en estadios iniciales, lo que hace que sea prácticamente indetectable. José Antonio Vargas, jefe de servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud Sevilla, apunta en este sentido que “el 70% de las pacientes se diagnostican en fases avanzadas de la enfermedad, y, normalmente, presenta sintomatología inespecífica, con dolor y distensión abdominal y digestiones pesadas”. Asimismo, añade que también se pueden presentar otros síntomas que pueden hacernos sospechar, como la ascitis, acumulación de líquido en el abdomen, la sensación de llenado gástrico rápido o tener una masa abdominal palpable.
Los importantes avances médico-quirúrgicos están permitiendo a los expertos tener una batería de herramientas cada vez más amplia y eficaz, incluso en los casos donde la enfermedad está en estadios avanzados, donde se busca un mayor incremento de la supervivencia con mayor calidad de vida. Es por ello que el doctor Vargas remarca que “actualmente el cáncer de ovario, sea del tipo que sea, tiene tratamiento”.
“Es decisivo la derivación de estos cánceres a centros hospitalarios que dispongan de unidad de ginecología oncológica donde poder tratarlos adecuadamente por un equipo experimentado de ginecólogos expertos en oncología médica y quirúrgica”, subraya el doctor Vargas. En el aspecto quirúrgico en concreto, tener un equipo multidisciplinar, experimentado y preparado en cirugía oncológica es fundamental, ya sea en la realización de cirugía radical o de profilaxis, ya que garantiza un mayor índice de éxito en la propia cirugía y aumenta, por tanto, la supervivencia.
Por último, José Antonio Vargas ha querido insistir en la importancia de dos aspectos importantes que son inherentes al tratamiento de cualquier tipo de cáncer. Por un lado, el valor de la enfermería cuya participación es de gran valor ya que actuará en todos los niveles de actividad terapéutica de la paciente. Y por otro, la importancia de la sociabilización de la paciente durante su etapa de enfermedad, no perdiendo contacto con familiares, amigos o compañeros, que juegan un papel fundamental en el bienestar psicológico durante el proceso de su enfermedad.