Si se va a Milán, una de las visitas obligadas es al convento de Santa María delle Grazie. Ahí nos encontramos con una de las obras de arte más universales, La última cena de Leonardo Da Vinci, además, declara Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Aquí parte el Desafío Viajero que nos propone Luis Tobajas.
Luis nos cuenta que par verla tenemos que entrar al refectorio del convento y nos encontraremos con un mural de 4,60 metros de alto por casi 9 metros de ancho. La mesa en la que comían los dominicos es una prolongación de la mesa en la que se encuentran Jesús y los apóstoles. Se cuenta que Leonardo experimentaba con la bebida y la comida para saber qué platos incluir en la pintura.
No se trata de un fresco, es un mural, por lo que la pintura se desprendía, lo que obligaba al artista a restaurar y experimentar. Entre los misterios que se relacionan con la obra, Luis nos cuenta que hay quien dice que el último personaje de la triada podría ser Platón, en el Código Da Vinci se dice que Jesús esconde el santo grial, también dicen que es un zodiaco, cada apóstol es un signo y el alfa, en el centro, Jesús.
Incluso se habla de milagros, cuando en la noche del 13 al 14 de agosto de 1943, el prior del convento tuvo un sueño y al despertar ordenó a los monjes que evacuaran. Cayó una bomba y el convento quedó destrozado, excepto el refectorio, se salvó la Crucifixión y La última cena de Leonardo.