Hace muchos siglos, antes de que llegaran los conquistadores, en Colombia, en torno a la Laguna Guatavita, generada en un volcán extinguido, vivía la tribu de los Muiscas. Luis Tobajas, en su #DesafíoViajero, nos cuenta que la leyenda dice que la mujer del jefe estaba indignada porque su marido se acostaba con otras mujeres de la tribu. Así que ella se escapó, le fue infiel a su marido y se quedó embarazada. Tras esto se lanzó a la laguna y murió.
Su marido se dio cuenta que fue por su culpa y ordenó que llenaran de riqueza la laguna. A partir de ahí, cada vez que investían a un cacique, como se denominaba al jefe de la tribu, se le cubría de oro, se montaba en una barca de oro y se metía en la laguna. Mientras, desde las orillas le lanzaban esmeraldas y oro. Simbolizaba la masculinidad, mientras que el agua era la feminidad, era un ritual de fecundidad. Al cacique le llamaban “El Dorado”.
Los españoles llegaron en 1537 con Giménez de Quesada quien buscaba el Dorado con ahínco, incluso ordenó drenar la laguna sin éxito. Se calcula que en el interior de la laguna pueda haber unos 50.000 kilos de oro. En 1969 unos campesinos encontraron la barca de oro. ¿Encontraron El Dorado? ¿Era un lugar, era una persona?