En la localidad zaragozana de Épila nos encontramos con los montes denominados Rodanas y ahí hay un santuario. Carlos Díaz, de Viajar por Aragón, nos cuenta que esta construcción se levantó porque cuenta la tradición que se apareció la Virgen, en forma de imagen de alabastro, a un pastor. La Virgen cuenta con siete flores, una por cada municipio del entorno: Ricla, Nigüella, Mesones, Tabuenca, Rueda de Jalón, Lumpiaque y Épila.
El santuario se levantó en el siglo XVI, según documentación que se ha encontrado, como una ermita y fue prosperando hasta convertirse en hospedería. En la Guerra de la Independencia lo quemaron y se abandonó hasta la desamortización de Mendizabal. Pero la riqueza no está sólo en la arquitectura del santuario sino en el paisaje que lo rodea.
Carlos nos cuenta que el pico más alto es el Buitrera con casi 1.000 metros y se pueden realizar varias rutas, también con historia como una visita a la “Cueva del Gato". Se dice que un gato se metió en esta cueva y salió en Épila a través de túneles naturales. Y otra visita muy atractiva es la mina de la Esperanza.