Libelo de Sangre es la primera novela de la abogada Sandra Aza. Como explica la propia autora, siempre le ha interesado todo lo que tiene que ver con los Tribunales y en especial con el Tribunal de la Santa Inquisición, conocer qué había de verdad y qué había de leyenda. Con esa investigación y con el ánimo de dar a conocer qué era exactamente, se fue tejiendo esta novela en la que, además del Tribunal, surgieron tramas paralelas que fueron cogiendo fuerza como la historia del joven Alonso Castro, de 13 años que trata de salvar a sus padres, acusados de Libelo de Sangre.
Libelo de Sangre era una acusación falsa, siempre falsa, con la que se culpaba a los judíos de secuestrar a niños cristianos para matarlos y usar su sangre en ritos herejes. Como explica Aza en la novela aparece una mujer violada hasta la muerte y un muchacho al que han extirpado el corazón, desde los mentideros se iba elucubrando y surge la acusación del libelo de sangre, por eso entra en juego la Inquisición, que era quien tenía la competencia en delitos de herejía.
En la novela se entremezclan varias tramas secundarias, desde los avatares que viven Sebastián y Margarita contra la Inquisición, hasta las vivencias de Alonso, que había vivido entre algodones hasta los 13 años y se ve, de la noche a la mañana, al raso, sin familia, perseguido por la Inquisición y tratando de salvar a sus padres. Avatares que le llevan a moverse en los bajos fondos.
Sandra Aza califica al siglo XVII, en el que se enmarca la novela, como una época muy oscura en la que la palabra que lo puede definir es contraste. Había mucho contraste entre la pobreza y la riqueza, había mucha indigencia en los bajos fondos de Madrid, pero también fue un momento muy luminoso para la literatura con Cervantes, Calderón o Góngora.