Óscar Soto, explica que Juana de Castro, la protagonista de su novela “Rojo Veneciano” (Espasa) es la encarnación de una pregunta que se hizo como estudiante de Historia del Arte, ¿cuántas Velázquez femeninas nos hemos perdido porque no tenían acceso a la educación artística? Juana accede a este mundo a través de su padre y Soto cuenta cómo a través de su paleta de colores representa el empoderamiento.
En la época de los Austrias los colores que predominaban eran los oscuros, por lo que la paleta de rojos intensos y colores vivos que utilizaba Juana de Castro en la novela es una metáfora de cómo es ella y cómo trata de destacar entre la mediocridad y oscuridad que le impide ser quien es.
Retrato de una sociedad
La pintura y las artes no estaban destinadas a las mujeres, Óscar Soto explica que sólo podían hacerlo si tenían parentela con el propietario del taller de pintura. El maestro daba los últimos retoques a las obras, pero eran sus pupilos quienes se hacían cargo de los encargos que recibía. En el momento en el que la mujer se casaba y ya no aportaba a la economía familiar con su trabajo, no tenía acceso a la pintura.
Soto recuerda que la mujer siempre ha estado en la historia del arte, desde las mujeres que se quedaban en las cuevas a cuidar de la familia y pintaban en las paredes hasta que llega un momento en el que un “puñado de hombres” decide enterrar su papel en el mundo artístico.